8 ene 2010

Poema polietílico, cocacolesco y real

Subo, subo a la ceja de una señora con piel milenaria,
Estorbo, me doy cuenta, sopla ella con deformidad de sus labios,
Expele el aire hacia arriba con toda la fuerza de su sistema respiratorio,
Me decido por dejarme llevar, floto, y me doy cuenta,
Me horroriza, los ácaros andan desnudos, ¿ Y la belleza?
Sigo el viaje, brisas de un bar sucio y somnoliento me llevan ahora,
Ingiero 58 mililitros de gaseosa oscura y acida,
No nieva en mis pies, si por arriba de mi frente,
Pido a los dioses que la nieve no provoque mi calvicie,
Es durísimo ser pelado, no solo por estética,
Sino porque los pensamientos se acercan peligrosamente a la intemperie,
Mi viaje sigue, dudo si vuelo sobre Polonia o sobre las garras de un felino negro,
Un diestro arquero me persigue con sus flechas hechas de sonidos agudos,
Puta, tiene puntería, pero gracias a mis artes culinarias convierto las saetas,
Son pollo frito ahora y río sin separar mis labios, el arquero odia eso,
Dejo atrás terrenos ovalados que desconozco, tengo una erección,
Me sorprendo y sorprende más a una dama victoriana,
Dama que me acompaña pero de la cual no hable,
Ella viste millares de telas entre sus pezones y el exterior,
Seis mil pañuelos no le alcanzan para taparse la boca ofendida por mi erección,
La suma de mis años hace que el firme miembro fenezca,
Ella se ofende más y se retira dando saltos, no me gusta la palabra saltos,
Tengo un espada, entonces debo tener una aventura,
Pero por aquí las princesas no se depilan, me da cosa,
Los mal nacidos y fogosos dragones son protegidos por Greenpeace,
Debe haber un rey malvado, si lo hallo lo va a recordar,
Afilo mi espada entre las paletas superiores de un conejo terrorista,
Todos son sospechosos de ser terroristas dice una voz en off,
Será lo mismo una espada que explosivos de alta gama,
Oculto la espada en mi garganta y paso la frontera,
El escáner confunde la espada con un lunar extralarge,
Ahí estas rey malvado, y desenvaino mis brillante espada que tiene dos rubíes,
El duelo dura veintitrés días, el es hábil, y solo tiene un alfiler y un corcho,
Nos preguntamos porque luchamos, ambos no tenemos certezas,
Eso no es problema en un tiempo sin certezas,
Finalmente, y muy herido, lo acorralo, y mi espada se apoya en su garganta,
Dime, le grito, que mi dama es la más bella de este terrón de azúcar,
No llega a contestar, somos arrojados a un té caliente,
Juro por la mesa que sostiene la computadora que no sé como, llegue hasta acá,
Ahora por un esófago paseo y no hay serpientes, soy semidigerido, pero vivo aun,
Soy finalmente arrojado por ese túnel innombrable, y de mala fama,
Entonces subo, subo a la oreja de una niña malcriada,
Aventuras allí voy.

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