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26 feb 2016
22 feb 2016
No es el azul, ni el rojo, tampoco el alfiler inflamado,
No es la lluvia de gotas rellenas de horizontes “sí señora”,
No es el parpado transparente de un niño atropellado,
Tampoco es “yo”, “tú”, “él”, entonces…
Acomodaremos, los acertijos a la derecha, el perro en el centro,
Los tibios paladares de soldados inexpertos arriba del sur,
Las mentiras al té tardío, demasiadas, hervidas por demás,
La vida es demasiado joven en un universo indirecto,
Tan estúpida como para inventar la palabra “cierta vez”,
Tan necia que parió ciénagas en los labios de los “no sabios”.
15 feb 2016
Trece bueyes debajo de una lengua escondida,
La puerta de la agonía reptando sobre un ala empiojada,
El ojo serio escupe vigas y alfileres, el otro ni se mueve,
La muerte tiene un pie un poco más grande que el otro,
La vida tiene un pie un poco más chico que el otro,
Cristo no tenía tanta sangre para tantos crucifijos,
Preferiría estar de pie pidiéndoles perdón a los peces,
Sentando a los discípulos a sus pies y diciendo en voz baja:
“Una siesta es mejor que un arbusto con higos y granadas”10 feb 2016
Una vena fatigada y mil anzuelos clavados en las inútiles
retinas.
Sus párpados y la espuma, el dolor de la sal, sus lenguas salpicadas,
sus pies apartados buscando nubes, encontrando ojales y una orilla.
¿Regresará? sentado, con su cigarrillo hundido en mar de leche,
¿regresará? el cuello quebrado, la enorme astilla suturando sus cabezas,
¿regresará?. Una infinita fila de lomos blancos de caballos ensillados,
sus rosas de hojaldre y ese tobillo serio, rojo, dolorido ¿imaginado?
Inventa una cabeza que escupe espinas que devoran espinas vegetales,
inventa un esófago azul, con almidón y fuego le quita lo rugoso,
inventa manos torpes y una máquina que convierte piel en gajos.
La vieja acostada masticando amores sin tragarlos, sin sentir su sabor,
la vieja pies de luna acaricia la nuca, se guarda la moneda, empuja,
la vieja vientre de aceites lo ha elegido y sonríe con sus dientes en la mano.
Suplica crear un dios para sentirse creado, no sabe moldear alas ni cielos,
No está perdido, conoce los rituales de todos los árboles del bosque,
sus brazos ya no están.
No recuerda como se respira…
Sonríe.
Sonríe y escucha el remo,
sonríe y la barcaza golpea el muelle,
sonríe y la laguna hierve ese escarlata perpetuo.
Sus párpados y la espuma, el dolor de la sal, sus lenguas salpicadas,
sus pies apartados buscando nubes, encontrando ojales y una orilla.
¿Regresará? sentado, con su cigarrillo hundido en mar de leche,
¿regresará? el cuello quebrado, la enorme astilla suturando sus cabezas,
¿regresará?. Una infinita fila de lomos blancos de caballos ensillados,
sus rosas de hojaldre y ese tobillo serio, rojo, dolorido ¿imaginado?
Inventa una cabeza que escupe espinas que devoran espinas vegetales,
inventa un esófago azul, con almidón y fuego le quita lo rugoso,
inventa manos torpes y una máquina que convierte piel en gajos.
La vieja acostada masticando amores sin tragarlos, sin sentir su sabor,
la vieja pies de luna acaricia la nuca, se guarda la moneda, empuja,
la vieja vientre de aceites lo ha elegido y sonríe con sus dientes en la mano.
Suplica crear un dios para sentirse creado, no sabe moldear alas ni cielos,
No está perdido, conoce los rituales de todos los árboles del bosque,
sus brazos ya no están.
No recuerda como se respira…
Sonríe.
Sonríe y escucha el remo,
sonríe y la barcaza golpea el muelle,
sonríe y la laguna hierve ese escarlata perpetuo.
6 feb 2016
4 feb 2016
Solo los humanos le hemos dado forma, habla, y vida a la muerte. El resto de los seres vivos ni saben que finalmente la muerte es más o menos importante que comer, que escapar, que atacar, que dormir.
Ha sido nuestro miedo el que ha inventado le irritante despedida, la intransigente perdida, las barcas, los oscuros hábitos, la guadaña, los búhos, las tormentas, el bestial fondo del mar, los ojos de los lobos.
Poco sabe la muerte sobre estas cosas, poco sabe la muerte de rezos o promesas.
Poco sabe la muerte de que se la llama “Muerte” y que es tan temida, no hay lengua que la llame o que la aleje, solo “es” porque somos “Yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos” los que de manera extraña le insuflamos vida.
Rumiando células a las que ha secado sin parar, durante todo el trayecto, sin poder con nuestras sentencias alejarla de los cuerpos y con el olvido aguardando paciente, observando la proximidad de los astros.
CL
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