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29 may 2015
26 may 2015
Las palabras mudan de piel cual serpientes y no es fácil,
Un día los deltas dejaran de elegir el negro y el azul,
Un día las gargantas se poblaran de dagas para trozar y destrozar,
Un día las manos volverán a buscar barro y agua sucia,
Carne congelada de pescado aun respira en mi heladera,
Y el sillón para cuatro es lugar para un mentón apoyado en una mano,
Los teléfonos se hicieron polvo entre martillos, orejas y un simple yunque,
La obesidad es una cualidad sagrada de un dios con demasiada eternidad,
Este es el juego de las escondidas, que se interrumpe con el hambre,
Que hoy no siento, que muchos sienten pero no tienen el azul,
Tampoco el negro, el oscuro líquido y una pluma hecha de paja.
Un día los deltas dejaran de elegir el negro y el azul,
Un día las gargantas se poblaran de dagas para trozar y destrozar,
Un día las manos volverán a buscar barro y agua sucia,
Carne congelada de pescado aun respira en mi heladera,
Y el sillón para cuatro es lugar para un mentón apoyado en una mano,
Los teléfonos se hicieron polvo entre martillos, orejas y un simple yunque,
La obesidad es una cualidad sagrada de un dios con demasiada eternidad,
Este es el juego de las escondidas, que se interrumpe con el hambre,
Que hoy no siento, que muchos sienten pero no tienen el azul,
Tampoco el negro, el oscuro líquido y una pluma hecha de paja.
14 may 2015
Intentando un poema para ti, tropecé con un olvido y con escamas enemigas,
Corrí, busqué letras y canciones, rulos de azul tinta en hojas sin ojales,
Escondidos los acentos… las llaves se retuercen, la puerta cede,
Una enorme mariposa, con alas de calcios y violetas, cayó a mis pies,
Construí una boca, la acomodé entre sus ojos, palabras lentas, lisas, saladas,
Habló de locuras de una uña segadora, de mieles rojas y un pasillo añejo,
Habló de valles acumulados entre ciudades y cuerdas y un pesebre, una roca,
Habló de un mediodía que se disfrazó de amanecer, y de una noche,
Aquella noche, estrellas y asteroides se unieron y acorralaron al sol, jotas heladas,
Calló, cayó su boca, hice abrazos de suspiros y canción de un río interno,
¿No se como lloran las mariposas? Ella lloró y amaneció entre hojaldres y amapolas,
Tú, tu poema, mis pobres manos, mi pobre y negra tinta, mi espalda derrotada,
Tú, mis pasos ansiosos, mi búsqueda inútil, los versos que saltan de la pluma,
Tú, tu frente, tus comisuras, tus cejas, tu cabello, boto en el pozo los inútiles adjetivos.
Tú, y yo tan lejos.
Corrí, busqué letras y canciones, rulos de azul tinta en hojas sin ojales,
Escondidos los acentos… las llaves se retuercen, la puerta cede,
Una enorme mariposa, con alas de calcios y violetas, cayó a mis pies,
Construí una boca, la acomodé entre sus ojos, palabras lentas, lisas, saladas,
Habló de locuras de una uña segadora, de mieles rojas y un pasillo añejo,
Habló de valles acumulados entre ciudades y cuerdas y un pesebre, una roca,
Habló de un mediodía que se disfrazó de amanecer, y de una noche,
Aquella noche, estrellas y asteroides se unieron y acorralaron al sol, jotas heladas,
Calló, cayó su boca, hice abrazos de suspiros y canción de un río interno,
¿No se como lloran las mariposas? Ella lloró y amaneció entre hojaldres y amapolas,
Tú, tu poema, mis pobres manos, mi pobre y negra tinta, mi espalda derrotada,
Tú, mis pasos ansiosos, mi búsqueda inútil, los versos que saltan de la pluma,
Tú, tu frente, tus comisuras, tus cejas, tu cabello, boto en el pozo los inútiles adjetivos.
Tú, y yo tan lejos.
12 may 2015
Las heridas de un gato
Una brisa repleta de tumores recordados de memoria,
Brisa baja, goteando agrios, arrastrándose entre pulgones de sílice,
Una aguja que sigue la forma de mi esófago y de mis “No sé”,
No quedan brujas tibias a estas horas tan solo las púas olvidadas,
Relleno las líneas de mis manos con alcohol y parpados secos,
Pinto un cementerio con colores de Gauguin, el hedor es otro tema,
Cada movimiento tiene un coro de grietas que se acercan,
El mejor dios no crea paraísos sino olvidos que olviden el olor
Una brisa repleta de tumores recordados de memoria,
Brisa baja, goteando agrios, arrastrándose entre pulgones de sílice,
Una aguja que sigue la forma de mi esófago y de mis “No sé”,
No quedan brujas tibias a estas horas tan solo las púas olvidadas,
Relleno las líneas de mis manos con alcohol y parpados secos,
Pinto un cementerio con colores de Gauguin, el hedor es otro tema,
Cada movimiento tiene un coro de grietas que se acercan,
El mejor dios no crea paraísos sino olvidos que olviden el olor
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