Entonces hoy desperté encima mió, justo parado encima de mi cabeza. Me dolía la cabeza, ambas, la de arriba no se por que, la de abajo por el peso de mi mismo sobre mí.
Salí a caminar, siempre arriba de mi mismo, no sé cuales de mis mismos elegía el recorrido. No es fácil estar encima de uno mismo todo el día, especialmente a la hora del almuerzo. Mientras yo comía, yo, de arriba, miraba como yo, de abajo, comía. No hablaré del rostro de mi novia Eudoropola cuando me vio, “vos y tus locuras”, puso cara de culo y caminamos un rato del brazo, del de abajo, yo el de arriba observaba cuanta caspa tenia mi novia desde arriba, en el futuro le regalaría productos anticaspa. Nos despedimos, bueno el de abajo se despidió, mi novia se retiro corriendo y cantando bajo la lluvia.
De inmediato la gran discusión yoistica de quien va arriba y quien va abajo, de cómo será en le futuro, de porque siempre tan complejo, etc etc etc . En Callao y Las Heras o por ahí, imagínate el espectáculo.
No llegué a ninguna conclusión eficiente, ni concreta, volví a casa. Ambos parados en el centro de mi hogar sin dirigirnos la palabra y angustiado uno furioso el otro.
Llamé, no recuerdo si el de arriba o el de abajo, a 0600- desvaneceteya y me desvanecí, al despertar ya no estaba mas encima mío, volví a estar en unidad con mi mismidad, al menos cuerpisticamente hablando. Lo recuerdo hoy por que llego la cuenta del teléfono del 0600-desvaneceteya que quedo funcionando horas durante aquel desvanecimiento.
Que caro esta el teléfono.
Oriel Zolrak