For information in english please send email to : carlosleiro@zc.com.ar
30 jun 2009
20 jun 2009
11 jun 2009
9 jun 2009
7 jun 2009
Negra letra
El papel sabe,
Sabe de letras, de palabras, de repeticiones,
Sabe que repetiré la palabra “azul” demasiadas veces,
Sabe que “sueño” y “olvido” también pasearan por el.
El papel sabe que escribiré que una lágrima no es solo la que cae sino la que aferra a nuestro ojo para no caer.
El papel sabe que temo pronunciar la palabra “amor”,
Sabe que temo a la muerte pero elijo por ahora no tener un dios amparo.
El papel sabe que destrozaré versos una y otra vez en mis intentos,
Sabe que adoro a la Luna más que al sol,
Que me siento viejo entre tantos insomnios y vientos nocturnos.
El papel sabe que lo puedo llenar de dibujos inesperados,
O dejarlo olvidado para terminar en la basura,
Que escribiré que no soy escritor y es real.
El papel sabe de mis “no sé”, de mis “¿Por qué?”,
Sabe que las yemas de mis dedos tocan las partes comidas de mis dedos antes de ciertas oraciones.
También sabe que a veces se disuelven el piso, el techo, las paredes,
Y floto entre suplicas y temblores para que pase ese momento.
Sabe que pienso que los humanos, y me incluyo, somos idiotas que caminamos derechito hacia nuestra aniquilación, pero sabe también que para un vasto universo quizás poco importe.
Sabe que temo y anhelo la caricia suave lluvia,
Caricia que he sentido también como un filo de vidrio azul,
Caricia amor y caricia filo.
El papel sabe de mis gatos Theo y Cartago,
Uno blanco y otra negra.
Quizás el papel sepa cosas que no sé y que escribiré mañana,
Quizás sepa que es aquello que no me animaré a escribir.
Sabe que me da vergüenza decir que hecho uso de los placeres solitarios,
Y que miro los pechos antes que las colas.
El papel sabe de esa extraña sensación del tiempo al descubrir las canas de mi barba,
Quizás sabe de mi muerte y calla o lo escribe en color invisible.
El papel sabe de la maldita angustia que devora entrañas y miradas,
Sabe de mis risas tontas cuando hablo con Luis o Santiago.
El papel sabe de lo que fue hace mucho tiempo pero sigue acompañando,
Sabe que las letras que vomito no son solo desesperación.
Los papeles saben y las letras saben y las palabras saben que a veces es necesario mentirnos para atravesar los días.
Y saben que no pueden describir un amarillo.
El papel sabe,
Sabe de letras, de palabras, de repeticiones,
Sabe que repetiré la palabra “azul” demasiadas veces,
Sabe que “sueño” y “olvido” también pasearan por el.
El papel sabe que escribiré que una lágrima no es solo la que cae sino la que aferra a nuestro ojo para no caer.
El papel sabe que temo pronunciar la palabra “amor”,
Sabe que temo a la muerte pero elijo por ahora no tener un dios amparo.
El papel sabe que destrozaré versos una y otra vez en mis intentos,
Sabe que adoro a la Luna más que al sol,
Que me siento viejo entre tantos insomnios y vientos nocturnos.
El papel sabe que lo puedo llenar de dibujos inesperados,
O dejarlo olvidado para terminar en la basura,
Que escribiré que no soy escritor y es real.
El papel sabe de mis “no sé”, de mis “¿Por qué?”,
Sabe que las yemas de mis dedos tocan las partes comidas de mis dedos antes de ciertas oraciones.
También sabe que a veces se disuelven el piso, el techo, las paredes,
Y floto entre suplicas y temblores para que pase ese momento.
Sabe que pienso que los humanos, y me incluyo, somos idiotas que caminamos derechito hacia nuestra aniquilación, pero sabe también que para un vasto universo quizás poco importe.
Sabe que temo y anhelo la caricia suave lluvia,
Caricia que he sentido también como un filo de vidrio azul,
Caricia amor y caricia filo.
El papel sabe de mis gatos Theo y Cartago,
Uno blanco y otra negra.
Quizás el papel sepa cosas que no sé y que escribiré mañana,
Quizás sepa que es aquello que no me animaré a escribir.
Sabe que me da vergüenza decir que hecho uso de los placeres solitarios,
Y que miro los pechos antes que las colas.
El papel sabe de esa extraña sensación del tiempo al descubrir las canas de mi barba,
Quizás sabe de mi muerte y calla o lo escribe en color invisible.
El papel sabe de la maldita angustia que devora entrañas y miradas,
Sabe de mis risas tontas cuando hablo con Luis o Santiago.
El papel sabe de lo que fue hace mucho tiempo pero sigue acompañando,
Sabe que las letras que vomito no son solo desesperación.
Los papeles saben y las letras saben y las palabras saben que a veces es necesario mentirnos para atravesar los días.
Y saben que no pueden describir un amarillo.
3 jun 2009
A mordiscones metí al cielo en una burbuja,
Goteaba nubes con aroma a tren,
Regué las nubes con aire mediodía.
Me senté en una golondrina inquieta,
Mastiqué hasta el amanecer,
Mastiqué un torbellino, el ruido de una gotera,
Y una montaña hasta hacer una cuevita,
Allí dormí y soñé, soñé mi despertar,
Soñé pelos enredados y una estrella silenciosa.
Desperté en el bigote de un juez,
Por supuesto que tire de los pelos de la nariz,
Para molestarlo solamente.
Me arrojé al vacío, reboté en su labio inferior y volé,
Volé entre aires confundidos,
Volé sobre el rostro de osos verdes,
Volé bien amarillito y suave
Volé sin la sapiencia del pájaro.
Arribé a tierra de hombres sin comisuras,
Serios, altos, mandíbulas bien apretaditas.
Sus dedos índices dejaban sus manos para señalarme,
Por supuesto que me los comí,
Enfurecieron y me enviaron sus perros muerde-asfalto,
Corrí, invente cuatro piernas más y corrí mas rápido,
Llegue a tus labios y me escondí en un beso,
Quizás todo esto hice para besarte, mujer,
Mujer que eres niña a quien le han mentido
Goteaba nubes con aroma a tren,
Regué las nubes con aire mediodía.
Me senté en una golondrina inquieta,
Mastiqué hasta el amanecer,
Mastiqué un torbellino, el ruido de una gotera,
Y una montaña hasta hacer una cuevita,
Allí dormí y soñé, soñé mi despertar,
Soñé pelos enredados y una estrella silenciosa.
Desperté en el bigote de un juez,
Por supuesto que tire de los pelos de la nariz,
Para molestarlo solamente.
Me arrojé al vacío, reboté en su labio inferior y volé,
Volé entre aires confundidos,
Volé sobre el rostro de osos verdes,
Volé bien amarillito y suave
Volé sin la sapiencia del pájaro.
Arribé a tierra de hombres sin comisuras,
Serios, altos, mandíbulas bien apretaditas.
Sus dedos índices dejaban sus manos para señalarme,
Por supuesto que me los comí,
Enfurecieron y me enviaron sus perros muerde-asfalto,
Corrí, invente cuatro piernas más y corrí mas rápido,
Llegue a tus labios y me escondí en un beso,
Quizás todo esto hice para besarte, mujer,
Mujer que eres niña a quien le han mentido
Suscribirse a:
Entradas (Atom)