Empieza hoy la migración,
Células del empeine de Juana ya no se detienen,
Las piernas se han reducido y duelen,
Una raíz de olmo se dispara enloquecida hacia un solo cielo,
No hay conexión posible grita el antilego moreno,
Pero un grito puede ser fácilmente atrapado por micropétalos púrpuras,
Un beso tirado al aire vuela y puede salir de la atmosfera terrestre,
Los veo pero no puedo recortar sus siluetas, tres, dos, cientos,
Tomo mis tres pastillas para evitar que una botella se estrelle contra el piso,
Sonrío, y todavía no conocí ninguno de sus pezones erectos,
Se sientan, acorralados por enjambres de calor imaginado,
Una mano se sale de la silueta universal en que han terminado,
Envió mi oreja sentada en una caminito de agua para ver si algo escucha,
Vuelve apurada, me asegura tres veces y con tono afirmativo,
Pero lo dice en voz muy baja, escuchó la palabra ”mierda”
Tiembla mi abdomen, jamás pero jamás puede caber esa palabra en un poema,
¿Quién te dijo que esto es un poema? Dicen tres gatos venecianos,
Los he reconocido por sus mascaras de carnaval,
No discutiré esto con nadie, esto es un poema y listo,
Trato de recordar las formas que debe tener un poema para merecerlo,
Las desconozco, oculto mi rostro en mi hombro y mi hombro en un glúteo,
Coloco en mi rostro la mascara “Perdón, no quise hacer ningún daño”
Empuño una navaja de Toledo, para que a los demás deslumbren sus reflejos,
La rara silueta se hace presente, Mis ojos atentos tratan de descifrar algún mensaje,
Si lo hay no lo veo, si no lo veo ni hablar de la palabra “algún”,
Escupo trescientos cuatro dientes casi blancos, y bien formados,
Unos caen rapidito otros flotan y vuelven a mi boca,
Imagino un cansancio atormentador,
Me lanzo sobre la silueta, manos contra uñas, pies contra ombligos,
Toda la confusión obtenida en una vida se deshace,
La nueva confusión no da lugar a la vieja confusión,
Ante esta evidencia fatal, me debo reacomodar,
Mis brazos se introducen en mi vientre, Mi pie izquierdo penetra a mi cerebro por el oído,
Parte del cerebro desplazado se funde con mi lengua,
Mi voz cambia, es horrible, confunde más mi confusión,
Mis genitales absorben el hígado y toman tamaños demenciales,
Se deforman de tal manera que me son irreconocibles,
Busco nuevos calzoncillos en un cajón secreto para calzoncillos,
Una voz cristalina salida de mi interior me invoca,
“Sal a liberar al pueblo atado y oprimido”
Ni en pedo, lo siento voz, le digo con respeto, bueno, sin respeto,
Navego tranquilo con mi almohada como remo,
Y me voy a descansar con un sueño reparador y cotidiano.
Esto no puede terminar así, protestan,
Ya no los escucho
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