Grité, desesperadamente grité pero a los pocos pasos mis palabras caían,
Caían en eternas gargantas, heladas, con superficies agridulces,
Todas pero todas las palabras se desmoronaban con el peso de montañas,
Gargantas lastimadas, heridas larguísimas, sin cicatriz posible,
A pesar de todo seguía gritando, cualquier palabra puede romper el hechizo pensé,
Invoque a miles de abejas con aguja e hilo, imploré que cosieran las heridas,
Bellos túneles rosados sangraban más y mas, saliva y púrpura espeso,
El húmedo tejido hinchado, partido, incrustado de todo dolor posible,
Traté de mirar más allá, quizás alguien pudiera leer mis labios,
Entre nieblas detestables se movían como perdidos, hombres y mujeres,
Miraban sus pies al caminar, como si estos pudieran volar, escapar a tibios arenales,
Agite mis manos, tracé figuras, estiré mis brazos, retorcí cada tendón posible,
Mi pecho tuvo llanto propio, dolor de movimiento afiebrado, calma derribada,
Era necesario que escucharan, mis labios ajados, hinchados por el calor de mis molares,
No dormía, apenas probaba el espesor de los aromas que no conocía,
El color de mi cuerpo cambiaba, mis ojos deshicieron cientos de espejos imperfectos,
La breves lagrimas hace tiempo que subieron en pequeños hilos líquidos hacia mi pelo,
Mi lengua fue cediendo el paso a virutas con brillo, mi paladar cayó hacia mi sombra,
Destrocé a golpes desalmados esa única silla que siempre estuvo conmigo,
La única y tibia madera, restos de un ser vivo desecho en astillas claras,
Deben escucharme, supliqué, mi voz necesitaba tejer un puente de letras afiebradas,
Mis rodillas tocaron tierra, mi espalda derretida, mis manos aferradas a mi rostro,
Volví a levantarme, con todo el espesor hueco que nacía y crecía entre mis huesos,
Miré esas estupidas carnes que no detenían su carrera inútil, espanto y pasos,
Miré como no existieron nunca ni parpados ni ojos que pudieran divisarme,
Creí ver un desfile derribado, un millón de cuerpos apuñados, piel seca, crocante,
Todas las nubes cayeron sobre ellos, nubes enormes, con hierro en su interior,
Crujieron sus cráneos, sus perfiles, sus cuellos secos, nunca terminaron de deshacerse,
Los ruidos seguirán hasta el ultimo futuro pensé, mi cuerpo se fue deteniendo,
Me senté, todo parecía afilado, miré mis manos, miré mis piernas, mi boca se cerró,
El silencio esperado no llego, el cielo imitaba un ruido feroz, grave, intenso,
Dientes y muelas en erupciones sin saliva, ningún dios crearía ese sonido,
Un húmedo cansancio capturó uno por uno todos mis defectos,
Destrocé un espejo final, no deseaba conocer mis relieves aun hirvientes,
No era eso el infierno, no lo era, no era un imaginado volumen de certezas,
Las células se fueron entumeciendo, serenas, alejadas de los ásperos arbustos,
Horizontal, con mi rostro mirando un cielo sin cielo, sin un abdomen de puños cerrados,
Obligué a mis parpados a cerrarse, como un beso lento casi tierno,
Construí un recipiente amplio para mis sueños, Empecé a soñar antes de dormirme,
Sin que me importara ahora que ellos sepan lo que quise decirles
For information in english please send email to : carlosleiro@zc.com.ar
31 ene 2010
29 ene 2010
En las noches, antes de que el sueño arribe,
Aparece un corazón que se posa a mi costado,
Con latido blanco, espeso y graves ecos,
Miro sus arterias y sus venas, miro todos sus tejidos rojos,
Veo ese lento movimiento de caracol imperfecto,
La sangre es imaginada lo sé, no es roja, no es azul,
No fluye desesperada, son gotas que saltan y alucinan,
Gotas que creen ser un ancho río, con líquido infinito,
Veo marcas, imperfecciones en tu tejido puro,
Una, dos, catorce, cientos, miles, ya no las cuento,
Con el tiempo vi que su forma se fue arqueando,
Como un cuerpo herido, atropellado, olvidado por el día,
Con el tiempo vi a sus venas afinarse, y el constante azul perderse,
Veo siempre un látigo negro, elástico, que no erra sus intentos,
Con su sonido breve, vertiginoso, que apenas roza su piel,
Por qué el corazón no huye, ni enfrenta al largo torturador,
Un estoicismo inútil percibo, ofrece siempre su inexistente espalda,
Así cada noche el corazón no grita, no gime, no llora,
No posee un pulmón donde aliviarse, recostarse, dejarse acariciar,
Solitario corazón que vas acumulando arrugas,
Te vas desvaneciendo cuando me va robando el sueño,
Te me olvidas, pero cada noche, cada muda y opaca noche,
Te apareces, compañero, mostrándote, sin miedos, sin culpas,
Repartiendo tus latidos que rebotan en mi almohada,
¿Me iré contigo cuando te vayas?
¿Seguiré tus pasos ciegos hacia un terco no sé donde?
Quien sabe antiguo corazón que has desterrado a tu cuerpo.
Aparece un corazón que se posa a mi costado,
Con latido blanco, espeso y graves ecos,
Miro sus arterias y sus venas, miro todos sus tejidos rojos,
Veo ese lento movimiento de caracol imperfecto,
La sangre es imaginada lo sé, no es roja, no es azul,
No fluye desesperada, son gotas que saltan y alucinan,
Gotas que creen ser un ancho río, con líquido infinito,
Veo marcas, imperfecciones en tu tejido puro,
Una, dos, catorce, cientos, miles, ya no las cuento,
Con el tiempo vi que su forma se fue arqueando,
Como un cuerpo herido, atropellado, olvidado por el día,
Con el tiempo vi a sus venas afinarse, y el constante azul perderse,
Veo siempre un látigo negro, elástico, que no erra sus intentos,
Con su sonido breve, vertiginoso, que apenas roza su piel,
Por qué el corazón no huye, ni enfrenta al largo torturador,
Un estoicismo inútil percibo, ofrece siempre su inexistente espalda,
Así cada noche el corazón no grita, no gime, no llora,
No posee un pulmón donde aliviarse, recostarse, dejarse acariciar,
Solitario corazón que vas acumulando arrugas,
Te vas desvaneciendo cuando me va robando el sueño,
Te me olvidas, pero cada noche, cada muda y opaca noche,
Te apareces, compañero, mostrándote, sin miedos, sin culpas,
Repartiendo tus latidos que rebotan en mi almohada,
¿Me iré contigo cuando te vayas?
¿Seguiré tus pasos ciegos hacia un terco no sé donde?
Quien sabe antiguo corazón que has desterrado a tu cuerpo.
28 ene 2010
27 ene 2010
Sepan disculpar mi torpeza al escribir esto,
Es que hoy fue un día muy especial para mí,
Me desperté tempranito y comenzó a inundarme a volúmenes interestelares,
Un deseo desbordado, más bien hiperdesbordado de consumir,
Empecé mirándome al espejo,
Salí corriendo por una procesión de supermercados,
Allí compré 17 millones de maquinitas para afeitarse descartables,
Perfecto me dije, ahora si, me miré al espejo otra vez, con una sonrisa feliz,
Me di cuenta que no me di cuenta de que uso barba desde hace 6 meses,
Apareció un deseo irreprimible de tomar mi droga, la coca cola,
Por otro recorrido maratónico de supermarché,
Compré 4 millones y medio de coca colas de 600 mililitros,
Que macana, tomé la mitad pero no me sacaron la sed, me la tomé toda y menos todavía,
Me sentí culpable… de tener sed, mejor comer algo,
Recorrí quioscos a granel y adquirí 6 millones de alfajores de conocida marca,
Si bien estaba hinchado por la coca, esto no ofreció obstáculo suficiente para ingerirlos de a tres por masticada,
Ahora si, debía encontrarme satisfecho,
Pero me di cuentas que cuando fui a comprar los alfajores, las cocas, las maquinitas de afeitar lo hice a pie,
Bueno, esto necesita solución inmediata, tajante,
Entonces compre 146 mil camiones con caja frigorífica ( pensando en las cocas) y parabrisas de plástico de alto impacto,
Quedé conforme, pero no totalmente, algo faltaba, si claro, que estupido,
Construí en el fondo de mi casa 146 mil garajes para camiones, era necesario,
Pero la verdad me es que cansé tanto en todas estas diligencias, me propuse descansar en el jardín,
Lo mire por un instante y tome consciencia entonces,
Por vía telefónica adquirí 800 mil reposeras con distintos tipos de decoraciones de flores para cada una,
Una vez sentado aprecié que mis necesidades no estaban satisfechas,
Como mi vecino tiene radio y yo no, ahí mismo salí desesperadamente a comprar,
1 millón de MP3 y 2 millones de MP4,
Me dije a mi mismo, que astuto y rápido soy para detectar mis necesidades y satisfacerlas,
Era el momento de fumar, habanos cubanos, que mas,
Importé de la isla 600 mil habanos cubanos que tenían impresos la imagen del Che Guevara,
Bueno ya puedo ir a descansar sintiéndome orgulloso de mi manera de ser,
Pero dudé y eso me puso un poco mal,
¿En cual de las 126 mil camas compradas hace minutos debería descansar?
Tomé el azar como método, arroje 185 mil monedas al aire, y junte las que habían salido cara, Estas descartaban todas las camas con frazada oscura,
Con ese sistema de ir descartando, llegue finalmente a la cama elegida,
Pucha, ya esta amaneciendo y yo sin dormir, me desequilibre mentalmente,
Mi ansiedad subió a niveles intolerables, y pensé
¿Cuantos rivotril necesitaré para satisfacer mi necesidad de rivotriles?
Es que hoy fue un día muy especial para mí,
Me desperté tempranito y comenzó a inundarme a volúmenes interestelares,
Un deseo desbordado, más bien hiperdesbordado de consumir,
Empecé mirándome al espejo,
Salí corriendo por una procesión de supermercados,
Allí compré 17 millones de maquinitas para afeitarse descartables,
Perfecto me dije, ahora si, me miré al espejo otra vez, con una sonrisa feliz,
Me di cuenta que no me di cuenta de que uso barba desde hace 6 meses,
Apareció un deseo irreprimible de tomar mi droga, la coca cola,
Por otro recorrido maratónico de supermarché,
Compré 4 millones y medio de coca colas de 600 mililitros,
Que macana, tomé la mitad pero no me sacaron la sed, me la tomé toda y menos todavía,
Me sentí culpable… de tener sed, mejor comer algo,
Recorrí quioscos a granel y adquirí 6 millones de alfajores de conocida marca,
Si bien estaba hinchado por la coca, esto no ofreció obstáculo suficiente para ingerirlos de a tres por masticada,
Ahora si, debía encontrarme satisfecho,
Pero me di cuentas que cuando fui a comprar los alfajores, las cocas, las maquinitas de afeitar lo hice a pie,
Bueno, esto necesita solución inmediata, tajante,
Entonces compre 146 mil camiones con caja frigorífica ( pensando en las cocas) y parabrisas de plástico de alto impacto,
Quedé conforme, pero no totalmente, algo faltaba, si claro, que estupido,
Construí en el fondo de mi casa 146 mil garajes para camiones, era necesario,
Pero la verdad me es que cansé tanto en todas estas diligencias, me propuse descansar en el jardín,
Lo mire por un instante y tome consciencia entonces,
Por vía telefónica adquirí 800 mil reposeras con distintos tipos de decoraciones de flores para cada una,
Una vez sentado aprecié que mis necesidades no estaban satisfechas,
Como mi vecino tiene radio y yo no, ahí mismo salí desesperadamente a comprar,
1 millón de MP3 y 2 millones de MP4,
Me dije a mi mismo, que astuto y rápido soy para detectar mis necesidades y satisfacerlas,
Era el momento de fumar, habanos cubanos, que mas,
Importé de la isla 600 mil habanos cubanos que tenían impresos la imagen del Che Guevara,
Bueno ya puedo ir a descansar sintiéndome orgulloso de mi manera de ser,
Pero dudé y eso me puso un poco mal,
¿En cual de las 126 mil camas compradas hace minutos debería descansar?
Tomé el azar como método, arroje 185 mil monedas al aire, y junte las que habían salido cara, Estas descartaban todas las camas con frazada oscura,
Con ese sistema de ir descartando, llegue finalmente a la cama elegida,
Pucha, ya esta amaneciendo y yo sin dormir, me desequilibre mentalmente,
Mi ansiedad subió a niveles intolerables, y pensé
¿Cuantos rivotril necesitaré para satisfacer mi necesidad de rivotriles?
26 ene 2010
Recuerdo la rodilla del corredor en aquel instante,
El haz de luz que rebotó en el centro de la misma y cegó a miles,
Recuerdo claramente el colmillo curvo cayendo por el pecho de la virgen,
También un alambre tenso que unía Londres con el roble de hojas amarillas,
Recuerdo la sal ingerida por un hombre de labios color de ecuador al mediodia,
Las pequeñas huellas de una rata gris sobre una cristalina miel,
Recuerdo poder ver con claridad toda la piel que cubre toda mi barbilla,
El aroma del amarillo metal bajo cincuenta y cinco metros de agua clorada,
Recuerdo el envoltorio húmedo y silencioso de una estrella de esta galaxia,
El empinado sendero que conducía hacia mi traquea oscura y obediente,
Recuerdo las salpicaduras de arenisca que caían desde la fosa nasal del marinero,
El ultimo cabello de una mujer que quedo adherido al abdomen de un mandril,
Recuerdo olvidar todo lo dicho en esta página solitaria,
Olvido recordar porque escribí algo que no recuerdo
El haz de luz que rebotó en el centro de la misma y cegó a miles,
Recuerdo claramente el colmillo curvo cayendo por el pecho de la virgen,
También un alambre tenso que unía Londres con el roble de hojas amarillas,
Recuerdo la sal ingerida por un hombre de labios color de ecuador al mediodia,
Las pequeñas huellas de una rata gris sobre una cristalina miel,
Recuerdo poder ver con claridad toda la piel que cubre toda mi barbilla,
El aroma del amarillo metal bajo cincuenta y cinco metros de agua clorada,
Recuerdo el envoltorio húmedo y silencioso de una estrella de esta galaxia,
El empinado sendero que conducía hacia mi traquea oscura y obediente,
Recuerdo las salpicaduras de arenisca que caían desde la fosa nasal del marinero,
El ultimo cabello de una mujer que quedo adherido al abdomen de un mandril,
Recuerdo olvidar todo lo dicho en esta página solitaria,
Olvido recordar porque escribí algo que no recuerdo
25 ene 2010
24 ene 2010
Ay, escapo de las cataratas de labios que maldicen,
Cada uno de mis dientes se divide en cuatro, y no se cuantos tengo,
Dedos y más dedos saltan de las palmas de mis manos,
Saltan, con uñas de aserrín, hacia las plumas de un viejo sofá,
Ay, detengan esa mejilla que nada hacia mi cuello,
Muerdo la luna, puaj que sabor a cosa vieja, no lo soporto,
Cualquier intento de nadar es detenido, lo sabia,
Pruebo a soñar y escapar corriendo por arriba de este sueño,
Soñar ahora el despertar y correr hacia cincuenta y tres horizontes,
Recorrer con mi sien cada una de las piedras de aquel acantilado,
Estirarme hasta alcanzar las formas del reptil, templándose al sol,
Dar vueltas y vueltas sobre una serie de aplausos enjabonados,
Encontrar los mil ojos de la pared que tiembla y recita boberías,
Ahora me agazaparé, tomare fuerzas, mas fuerza, toda la que tengo,
Saltaré por arriba de este montón de palabras enceradas,
Ya esta,
Creo.
Cada uno de mis dientes se divide en cuatro, y no se cuantos tengo,
Dedos y más dedos saltan de las palmas de mis manos,
Saltan, con uñas de aserrín, hacia las plumas de un viejo sofá,
Ay, detengan esa mejilla que nada hacia mi cuello,
Muerdo la luna, puaj que sabor a cosa vieja, no lo soporto,
Cualquier intento de nadar es detenido, lo sabia,
Pruebo a soñar y escapar corriendo por arriba de este sueño,
Soñar ahora el despertar y correr hacia cincuenta y tres horizontes,
Recorrer con mi sien cada una de las piedras de aquel acantilado,
Estirarme hasta alcanzar las formas del reptil, templándose al sol,
Dar vueltas y vueltas sobre una serie de aplausos enjabonados,
Encontrar los mil ojos de la pared que tiembla y recita boberías,
Ahora me agazaparé, tomare fuerzas, mas fuerza, toda la que tengo,
Saltaré por arriba de este montón de palabras enceradas,
Ya esta,
Creo.
Uno como tú, con rostro, manos ásperas, ojos acostumbrados,
Toma el cuchillo, mira por donde debe entrar el filo, se prepara,
Con movimiento veloz y exacto el metal penetra piel y carne,
Sangre, tibia, que cae a un suelo acostumbrado al rojo,
Sangre que hace ríos que terminan en el lugar determinado,
Rápidos movimientos de las manos, manipulación certera,
Trozos separados, y volúmenes que olvidan el cuerpo anterior,
Los antiguos pasos, las antiguas miradas, el agua entre los labios,
Cientos de señores toman las partes, las hacen más pequeñas,
Cientos de señores clasifican, separan, empaquetan,
Un frío de viejos infiernos se hace dueño de la trama,
Todas las partes caminan hacia nuevos confines,
Y ahí estas tú, tanteando, comparando, dudando a veces,
Así hasta que encuentras, las tomas y seguramente tomas muchas cosas más,
En tu casa, de pie en ese cuarto diferente, tomas aquello que has pagado,
Eres tú ahora el que hace, eliges el acero que precisas, cortas, separas los tejidos diferentes,
Acompañas lo cortado con otros ingredientes, vas creando,
Es tiempo ahora del infierno íntimo, calores extremos,
Ese acto que cambia lo sangrante en aquello que bien huele,
Cuando todo esté a punto, buscaras un buen recipiente,
Llamaras a reunirse, a sentarse, todos juntos, y sonríes,
La mesa esta servida, empieza una escondida ceremonia,
La carne se deshace entre los dientes varios,
Se traga, se digiere, también hay extrañas cantidades de verdes o de rojos,
Verdes que crecieron, que tomaron del sol su fuerza,
No te engañes, esos restos menos animales también fueron vida,
Todos los días, todos los meses, todos los años,
Lo que hoy eres ayer movía otro cuerpo o crecía con imperceptibles sonidos.
El acto más importante de la vida, salvaje, cruel, terrible,
Depende de cómo lo veas si alguna vez reparaste en ello,
Somos danza de sangres, vida finalizada para nueva vida,
La manera mas brutal de lo que somos,
Nuestro acto salvaje repetido y anhelado,
El animal desgarrado, el vegetal arrancado,
Nos recuerda el principio vital de nuestro ser,
No hay maldad, no hay venganza, no hay asesinato pasional,
Solo la cruel, brutal necesidad de seguir siendo cada día,
Pero armamos con cuidado una frontal ceguera,
No queremos ver, ni pensar, ni acercarnos,
Mejor tomar los cortes de la infinita heladera del comercio,
Mejor olvidar nuestra versión bestial cotidiana,
Mira, invita a tus pestañas a los lados,
Date cuenta de aquello que también eres y haces,
¿Para cuidar? ¿Para agradecer? ¿Para respetar?
No adivinaré tu íntimo pensamiento cuando arribas a este renglón
Toma el cuchillo, mira por donde debe entrar el filo, se prepara,
Con movimiento veloz y exacto el metal penetra piel y carne,
Sangre, tibia, que cae a un suelo acostumbrado al rojo,
Sangre que hace ríos que terminan en el lugar determinado,
Rápidos movimientos de las manos, manipulación certera,
Trozos separados, y volúmenes que olvidan el cuerpo anterior,
Los antiguos pasos, las antiguas miradas, el agua entre los labios,
Cientos de señores toman las partes, las hacen más pequeñas,
Cientos de señores clasifican, separan, empaquetan,
Un frío de viejos infiernos se hace dueño de la trama,
Todas las partes caminan hacia nuevos confines,
Y ahí estas tú, tanteando, comparando, dudando a veces,
Así hasta que encuentras, las tomas y seguramente tomas muchas cosas más,
En tu casa, de pie en ese cuarto diferente, tomas aquello que has pagado,
Eres tú ahora el que hace, eliges el acero que precisas, cortas, separas los tejidos diferentes,
Acompañas lo cortado con otros ingredientes, vas creando,
Es tiempo ahora del infierno íntimo, calores extremos,
Ese acto que cambia lo sangrante en aquello que bien huele,
Cuando todo esté a punto, buscaras un buen recipiente,
Llamaras a reunirse, a sentarse, todos juntos, y sonríes,
La mesa esta servida, empieza una escondida ceremonia,
La carne se deshace entre los dientes varios,
Se traga, se digiere, también hay extrañas cantidades de verdes o de rojos,
Verdes que crecieron, que tomaron del sol su fuerza,
No te engañes, esos restos menos animales también fueron vida,
Todos los días, todos los meses, todos los años,
Lo que hoy eres ayer movía otro cuerpo o crecía con imperceptibles sonidos.
El acto más importante de la vida, salvaje, cruel, terrible,
Depende de cómo lo veas si alguna vez reparaste en ello,
Somos danza de sangres, vida finalizada para nueva vida,
La manera mas brutal de lo que somos,
Nuestro acto salvaje repetido y anhelado,
El animal desgarrado, el vegetal arrancado,
Nos recuerda el principio vital de nuestro ser,
No hay maldad, no hay venganza, no hay asesinato pasional,
Solo la cruel, brutal necesidad de seguir siendo cada día,
Pero armamos con cuidado una frontal ceguera,
No queremos ver, ni pensar, ni acercarnos,
Mejor tomar los cortes de la infinita heladera del comercio,
Mejor olvidar nuestra versión bestial cotidiana,
Mira, invita a tus pestañas a los lados,
Date cuenta de aquello que también eres y haces,
¿Para cuidar? ¿Para agradecer? ¿Para respetar?
No adivinaré tu íntimo pensamiento cuando arribas a este renglón
23 ene 2010
Ese silencio que se escurre entre los pelos de los gatos,
La piel se da cuenta de la falta de una estrella,
Busco cobijo, desesperado, tenso, no lo hallo,
Debajo del ala de un pájaro incoloro me refugio,
Tiemblan las uñas, tiembla el aire recostado en mi mejilla,
Los ruidos y los miedos caen con brisas afiladas,
Todos los oscuros se buscan, se enroscan, se aglutinan,
Hay un color rojo que vuela y no lo ubico,
Mi cuerpo se achica hasta la sedienta atrofia,
Mi lengua incrusta metales encubiertos sin reflejos,
Existe la pregunta por el tiempo, ansioso cuento mis pestañas,
No hay sombra, no hay arena, las agujas han caído en el arbusto,
Arbusto sereno, verde, sin flores, ¿con o sin belleza?
Arbusto sano, vivo, fiel a su suelo, fiel a su cielo,
Envío el corazón muy, pero muy cerca,
Que su verdes y amarillos den eco a los latidos,
Que calme su savia simple a mi negra sangre,
Que mi espacio se despliegue lamiendo luz en rayos,
Dejar el ala, que vuele el ave sobre el cristalino océano,
Morder los ruidos, abrazar al miedo hasta sentarlo, si es que puedo,
Si he de temblar, que mi cuerpo y carne a su forma tiemblen,
Salir a buscar, en las riadas, las pendientes, las ciudades,
Buscar la eterna estrella que se ha ido perdiendo tan despacio,
Sin embargo, miro al gato,
El sabe que observo sus silencios,
Cierra los ojos y yace recostado cerca de mis pies,
Sabe,
Seguro que lo sabe,
Que recuperaré el tímido sonido del astro que guarda en su mirada
La piel se da cuenta de la falta de una estrella,
Busco cobijo, desesperado, tenso, no lo hallo,
Debajo del ala de un pájaro incoloro me refugio,
Tiemblan las uñas, tiembla el aire recostado en mi mejilla,
Los ruidos y los miedos caen con brisas afiladas,
Todos los oscuros se buscan, se enroscan, se aglutinan,
Hay un color rojo que vuela y no lo ubico,
Mi cuerpo se achica hasta la sedienta atrofia,
Mi lengua incrusta metales encubiertos sin reflejos,
Existe la pregunta por el tiempo, ansioso cuento mis pestañas,
No hay sombra, no hay arena, las agujas han caído en el arbusto,
Arbusto sereno, verde, sin flores, ¿con o sin belleza?
Arbusto sano, vivo, fiel a su suelo, fiel a su cielo,
Envío el corazón muy, pero muy cerca,
Que su verdes y amarillos den eco a los latidos,
Que calme su savia simple a mi negra sangre,
Que mi espacio se despliegue lamiendo luz en rayos,
Dejar el ala, que vuele el ave sobre el cristalino océano,
Morder los ruidos, abrazar al miedo hasta sentarlo, si es que puedo,
Si he de temblar, que mi cuerpo y carne a su forma tiemblen,
Salir a buscar, en las riadas, las pendientes, las ciudades,
Buscar la eterna estrella que se ha ido perdiendo tan despacio,
Sin embargo, miro al gato,
El sabe que observo sus silencios,
Cierra los ojos y yace recostado cerca de mis pies,
Sabe,
Seguro que lo sabe,
Que recuperaré el tímido sonido del astro que guarda en su mirada
21 ene 2010
Mama se come a la abuela, extraña versión de caperucita pienso,
¿Por qué? Sabes hijo que soy vegetariana desde que tú has nacido,
La abuela me confesó que ya no era humana, era ahora una remolacha,
Consternada al principio, acepté la realidad, la herví y la cené,
Sabes que todos somos o seremos, incluso tu que esto lees, alimentos, dice,
Microorganismos, y todo tipo de seres vivos se deleitaran ingiriendo nuestros cuerpos,
Puedes decirme: Me haré cremar, en ese caso serás alimento del fuego,
Camino hacia el borde de mi paupérrimo universo, sentado allí,
Miro hacia atrás, veo hombres de floridas corbatas y mujeres de sudadas remeras,
Medito acerca todas esas noches en que dude en despertar,
Arrojo las manos en un sartén, pero no la pongo al fuego,
Debido a mi ansiedad pienso en masturbarme, no tengo manos ya,
Porque no crear viejos planetas con diferentes normas,
Pero en todos los que hago unos se comen a los otros,
Lloro, hasta mi lengua llora, mi páncreas llora,
Duermo para darme cuenta que todo es un sueño,
Es un sueño afirmo, pero tres milésimas de segundo después dudo,
Un mosquito se detiene en mi gaseosa preferida, lo aplasto,
¿Y que de una mano gigante?
Pienso en Denise Milani, sumergirme, no demostrare mas que soy un hombre culto,
Un poro, PORO, me seduce y me va conduciendo a él,
Estoy incomodo, nunca me ha pasado, se contonea, se abre y cierra,
Con respeto me excuso debido a mi edad, ya no estoy para estas cosas,
Vuelvo a sentarme en el borde,
Mis piernas se estiran y estiran ¿van hacia el infinito?
Con un movimiento muy veloz de mi boca sujeto los cordones de mis zapatos con mis dientes,
Con mucha paciencia, despacio, las coloco nuevamente en el lugar que corresponde,
Aunque a esta altura ya no sé de correspondencias, ínfimas imágenes de mi cuerpo,
A veces en un estomago de un felino, a veces en los intestinos de una boa,
Vuelvo a mis quehaceres domésticos, pago una multa por mal estacionamiento de mis rodillas,
Siento que soy feliz escribiendo esto, mis manos van ganando en volumen muscular,
Poco me interesan los principios, el desarrollo y el final,
Siento que mis dedos están ávidos de letras, pobre lector,
Aunque si el lector llega hasta aquí algo lo lleva hasta la siguiente coma,
Finalmente,
Finalmente, me coloco en un tanque de buenas dimensiones y vacío,
Con plena voluntad extraigo de mi cuerpo todos los fluidos posibles, todos,
Soy una sopa rica en nutrientes,
Alguien con un fósforo largo y encendido prende los mecheros,
Siento el calor en aumento.
¿Por qué? Sabes hijo que soy vegetariana desde que tú has nacido,
La abuela me confesó que ya no era humana, era ahora una remolacha,
Consternada al principio, acepté la realidad, la herví y la cené,
Sabes que todos somos o seremos, incluso tu que esto lees, alimentos, dice,
Microorganismos, y todo tipo de seres vivos se deleitaran ingiriendo nuestros cuerpos,
Puedes decirme: Me haré cremar, en ese caso serás alimento del fuego,
Camino hacia el borde de mi paupérrimo universo, sentado allí,
Miro hacia atrás, veo hombres de floridas corbatas y mujeres de sudadas remeras,
Medito acerca todas esas noches en que dude en despertar,
Arrojo las manos en un sartén, pero no la pongo al fuego,
Debido a mi ansiedad pienso en masturbarme, no tengo manos ya,
Porque no crear viejos planetas con diferentes normas,
Pero en todos los que hago unos se comen a los otros,
Lloro, hasta mi lengua llora, mi páncreas llora,
Duermo para darme cuenta que todo es un sueño,
Es un sueño afirmo, pero tres milésimas de segundo después dudo,
Un mosquito se detiene en mi gaseosa preferida, lo aplasto,
¿Y que de una mano gigante?
Pienso en Denise Milani, sumergirme, no demostrare mas que soy un hombre culto,
Un poro, PORO, me seduce y me va conduciendo a él,
Estoy incomodo, nunca me ha pasado, se contonea, se abre y cierra,
Con respeto me excuso debido a mi edad, ya no estoy para estas cosas,
Vuelvo a sentarme en el borde,
Mis piernas se estiran y estiran ¿van hacia el infinito?
Con un movimiento muy veloz de mi boca sujeto los cordones de mis zapatos con mis dientes,
Con mucha paciencia, despacio, las coloco nuevamente en el lugar que corresponde,
Aunque a esta altura ya no sé de correspondencias, ínfimas imágenes de mi cuerpo,
A veces en un estomago de un felino, a veces en los intestinos de una boa,
Vuelvo a mis quehaceres domésticos, pago una multa por mal estacionamiento de mis rodillas,
Siento que soy feliz escribiendo esto, mis manos van ganando en volumen muscular,
Poco me interesan los principios, el desarrollo y el final,
Siento que mis dedos están ávidos de letras, pobre lector,
Aunque si el lector llega hasta aquí algo lo lleva hasta la siguiente coma,
Finalmente,
Finalmente, me coloco en un tanque de buenas dimensiones y vacío,
Con plena voluntad extraigo de mi cuerpo todos los fluidos posibles, todos,
Soy una sopa rica en nutrientes,
Alguien con un fósforo largo y encendido prende los mecheros,
Siento el calor en aumento.
20 ene 2010
Empieza hoy la migración,
Células del empeine de Juana ya no se detienen,
Las piernas se han reducido y duelen,
Una raíz de olmo se dispara enloquecida hacia un solo cielo,
No hay conexión posible grita el antilego moreno,
Pero un grito puede ser fácilmente atrapado por micropétalos púrpuras,
Un beso tirado al aire vuela y puede salir de la atmosfera terrestre,
Los veo pero no puedo recortar sus siluetas, tres, dos, cientos,
Tomo mis tres pastillas para evitar que una botella se estrelle contra el piso,
Sonrío, y todavía no conocí ninguno de sus pezones erectos,
Se sientan, acorralados por enjambres de calor imaginado,
Una mano se sale de la silueta universal en que han terminado,
Envió mi oreja sentada en una caminito de agua para ver si algo escucha,
Vuelve apurada, me asegura tres veces y con tono afirmativo,
Pero lo dice en voz muy baja, escuchó la palabra ”mierda”
Tiembla mi abdomen, jamás pero jamás puede caber esa palabra en un poema,
¿Quién te dijo que esto es un poema? Dicen tres gatos venecianos,
Los he reconocido por sus mascaras de carnaval,
No discutiré esto con nadie, esto es un poema y listo,
Trato de recordar las formas que debe tener un poema para merecerlo,
Las desconozco, oculto mi rostro en mi hombro y mi hombro en un glúteo,
Coloco en mi rostro la mascara “Perdón, no quise hacer ningún daño”
Empuño una navaja de Toledo, para que a los demás deslumbren sus reflejos,
La rara silueta se hace presente, Mis ojos atentos tratan de descifrar algún mensaje,
Si lo hay no lo veo, si no lo veo ni hablar de la palabra “algún”,
Escupo trescientos cuatro dientes casi blancos, y bien formados,
Unos caen rapidito otros flotan y vuelven a mi boca,
Imagino un cansancio atormentador,
Me lanzo sobre la silueta, manos contra uñas, pies contra ombligos,
Toda la confusión obtenida en una vida se deshace,
La nueva confusión no da lugar a la vieja confusión,
Ante esta evidencia fatal, me debo reacomodar,
Mis brazos se introducen en mi vientre, Mi pie izquierdo penetra a mi cerebro por el oído,
Parte del cerebro desplazado se funde con mi lengua,
Mi voz cambia, es horrible, confunde más mi confusión,
Mis genitales absorben el hígado y toman tamaños demenciales,
Se deforman de tal manera que me son irreconocibles,
Busco nuevos calzoncillos en un cajón secreto para calzoncillos,
Una voz cristalina salida de mi interior me invoca,
“Sal a liberar al pueblo atado y oprimido”
Ni en pedo, lo siento voz, le digo con respeto, bueno, sin respeto,
Navego tranquilo con mi almohada como remo,
Y me voy a descansar con un sueño reparador y cotidiano.
Esto no puede terminar así, protestan,
Ya no los escucho
Células del empeine de Juana ya no se detienen,
Las piernas se han reducido y duelen,
Una raíz de olmo se dispara enloquecida hacia un solo cielo,
No hay conexión posible grita el antilego moreno,
Pero un grito puede ser fácilmente atrapado por micropétalos púrpuras,
Un beso tirado al aire vuela y puede salir de la atmosfera terrestre,
Los veo pero no puedo recortar sus siluetas, tres, dos, cientos,
Tomo mis tres pastillas para evitar que una botella se estrelle contra el piso,
Sonrío, y todavía no conocí ninguno de sus pezones erectos,
Se sientan, acorralados por enjambres de calor imaginado,
Una mano se sale de la silueta universal en que han terminado,
Envió mi oreja sentada en una caminito de agua para ver si algo escucha,
Vuelve apurada, me asegura tres veces y con tono afirmativo,
Pero lo dice en voz muy baja, escuchó la palabra ”mierda”
Tiembla mi abdomen, jamás pero jamás puede caber esa palabra en un poema,
¿Quién te dijo que esto es un poema? Dicen tres gatos venecianos,
Los he reconocido por sus mascaras de carnaval,
No discutiré esto con nadie, esto es un poema y listo,
Trato de recordar las formas que debe tener un poema para merecerlo,
Las desconozco, oculto mi rostro en mi hombro y mi hombro en un glúteo,
Coloco en mi rostro la mascara “Perdón, no quise hacer ningún daño”
Empuño una navaja de Toledo, para que a los demás deslumbren sus reflejos,
La rara silueta se hace presente, Mis ojos atentos tratan de descifrar algún mensaje,
Si lo hay no lo veo, si no lo veo ni hablar de la palabra “algún”,
Escupo trescientos cuatro dientes casi blancos, y bien formados,
Unos caen rapidito otros flotan y vuelven a mi boca,
Imagino un cansancio atormentador,
Me lanzo sobre la silueta, manos contra uñas, pies contra ombligos,
Toda la confusión obtenida en una vida se deshace,
La nueva confusión no da lugar a la vieja confusión,
Ante esta evidencia fatal, me debo reacomodar,
Mis brazos se introducen en mi vientre, Mi pie izquierdo penetra a mi cerebro por el oído,
Parte del cerebro desplazado se funde con mi lengua,
Mi voz cambia, es horrible, confunde más mi confusión,
Mis genitales absorben el hígado y toman tamaños demenciales,
Se deforman de tal manera que me son irreconocibles,
Busco nuevos calzoncillos en un cajón secreto para calzoncillos,
Una voz cristalina salida de mi interior me invoca,
“Sal a liberar al pueblo atado y oprimido”
Ni en pedo, lo siento voz, le digo con respeto, bueno, sin respeto,
Navego tranquilo con mi almohada como remo,
Y me voy a descansar con un sueño reparador y cotidiano.
Esto no puede terminar así, protestan,
Ya no los escucho
19 ene 2010
La teta de papel
Una mano escribe gatos y ruidos de pasos de avestruz,
Quiere olvidar, deshacer un parpado en principio,
No imagina una gaviota atada a un balcón,
No imagina la densa y clara marcha de un caracol hervido,
Menos imagina un fósforo encendido en el estomago de un cóndor,
Ni un Jesús, ni un Mahoma , ni un Buda,
Mientras cree que no imagina que su oreja se estrella contra un vidrio,
Ve los vidrios que caen e imagina diez mil mas,
Sus pies sufren ligeros cortes, con pequeños daños apenas,
Pero están destrozados y esparcidos en un kilómetro a la redonda,
Se sienta en una mesa o una mesita con aroma a membrillo cocinado,
Le pide al mozo que deje de sacarle fotos, que después se vuelven ámbar,
Bebe una copita de jerez y deshace un canelón con su mano derecha,
Recuerda a Don Luis, Salvador y a Federico salpicando kerosene,
Su barba esta creciendo demasiado rápido, quince centímetros por día,
Y nadie sabe como hace para fumar con la pipa dada vuelta,
Habla solo, dice que los humanos son entupidos con baba,
Que destruyen las mariposas cuando deberían construirles un palacio,
Que los hombres tienen vehículos que son extensiones de sus penes,
Que las mujeres con más de treinta años buscan donadores de semen fresco,
Ahora calla, sabe que solo lo escucha un pequeño cactus sin espinas,
No quiere imaginar el futuro, le duele, lo destroza,
Se siente hermano de Casandra y él llora entre sus senos,
Apaga la luz y coloca un pezón en su boca, es de papel,
Se duerma y su imaginación se multiplica, millones de moléculas soñadas,
Pero ahora está dormido, por suerte
Una mano escribe gatos y ruidos de pasos de avestruz,
Quiere olvidar, deshacer un parpado en principio,
No imagina una gaviota atada a un balcón,
No imagina la densa y clara marcha de un caracol hervido,
Menos imagina un fósforo encendido en el estomago de un cóndor,
Ni un Jesús, ni un Mahoma , ni un Buda,
Mientras cree que no imagina que su oreja se estrella contra un vidrio,
Ve los vidrios que caen e imagina diez mil mas,
Sus pies sufren ligeros cortes, con pequeños daños apenas,
Pero están destrozados y esparcidos en un kilómetro a la redonda,
Se sienta en una mesa o una mesita con aroma a membrillo cocinado,
Le pide al mozo que deje de sacarle fotos, que después se vuelven ámbar,
Bebe una copita de jerez y deshace un canelón con su mano derecha,
Recuerda a Don Luis, Salvador y a Federico salpicando kerosene,
Su barba esta creciendo demasiado rápido, quince centímetros por día,
Y nadie sabe como hace para fumar con la pipa dada vuelta,
Habla solo, dice que los humanos son entupidos con baba,
Que destruyen las mariposas cuando deberían construirles un palacio,
Que los hombres tienen vehículos que son extensiones de sus penes,
Que las mujeres con más de treinta años buscan donadores de semen fresco,
Ahora calla, sabe que solo lo escucha un pequeño cactus sin espinas,
No quiere imaginar el futuro, le duele, lo destroza,
Se siente hermano de Casandra y él llora entre sus senos,
Apaga la luz y coloca un pezón en su boca, es de papel,
Se duerma y su imaginación se multiplica, millones de moléculas soñadas,
Pero ahora está dormido, por suerte
18 ene 2010
Ellos raspan y raspan las arterias de mis gatos,
Son penumbras de ácidos escondidos entre los órganos,
Escapan por uñas del felino hacia un sofá que nunca tendré,
Se pertrechan con larvas y animales que desconozco,
Tomo las persianas y una silla medio chueca,
Reconozco un valor que no creía poseer,
Escondidas entre luces que secreta una cerrada puerta, se acercan,
Con el ladrido de un perro nocturno los pongo en retirada,
Necesito una estrategia y pastillas antiácidas,
Tomo un tomo viejo de Mark Twain y una batidora,
Se acercan por la izquierda y usan gel del pelo para brillar y acobardarme,
No me amedrento, envío una columna de velas artesanales con colores verde nutria,
No retroceden, intento con sigilo rodearlas con un declive y una escalera,
Se percatan y huyen antes de que se cumpla mi plan,
Esta vez atacaré yo, sorprendiéndolas con los asteriscos filosos de una maquina de escribir,
Logro sacar ventaja al principio, pero ellos contraatacan con duras migas de un pan dulce,
Fuerzas equilibradas, cambio mi táctica con prisa, arrojo a los flancos gorriones obedientes,
Se aterran, y emprenden retirada, se ubican en el estomago de una lombriz amarilla,
Avanzo como un viejo general griego, mando dos columnas de astillas de mi mesa de luz, Sorprenden a las astillas con miles de pincitas de depilar,
Me reagrupo, arengo a mis tropas, exijo el sacrificio,
Al frente me pongo y ataco con los vapores de una cafetera,
Además se me suma una columna de azucares y varios cristales de sal,
Están acorralados, tiemblan, van muriendo en una escena épica,
Me siento victorioso, pero una voz y una luz enorme les permiten retirada,
La voz me llama y la luz se apaga,
Mi victoria, mi triunfo se escapa por los ruidos de sus enormes pasos,
Poco importa, volveré a empezar y la batalla será nuestra,
Negociaré, entregaré a los muertos para una digna sepultura,
Y seré el nuevo y tenaz gran general coronado con alpiste y alfileres
Son penumbras de ácidos escondidos entre los órganos,
Escapan por uñas del felino hacia un sofá que nunca tendré,
Se pertrechan con larvas y animales que desconozco,
Tomo las persianas y una silla medio chueca,
Reconozco un valor que no creía poseer,
Escondidas entre luces que secreta una cerrada puerta, se acercan,
Con el ladrido de un perro nocturno los pongo en retirada,
Necesito una estrategia y pastillas antiácidas,
Tomo un tomo viejo de Mark Twain y una batidora,
Se acercan por la izquierda y usan gel del pelo para brillar y acobardarme,
No me amedrento, envío una columna de velas artesanales con colores verde nutria,
No retroceden, intento con sigilo rodearlas con un declive y una escalera,
Se percatan y huyen antes de que se cumpla mi plan,
Esta vez atacaré yo, sorprendiéndolas con los asteriscos filosos de una maquina de escribir,
Logro sacar ventaja al principio, pero ellos contraatacan con duras migas de un pan dulce,
Fuerzas equilibradas, cambio mi táctica con prisa, arrojo a los flancos gorriones obedientes,
Se aterran, y emprenden retirada, se ubican en el estomago de una lombriz amarilla,
Avanzo como un viejo general griego, mando dos columnas de astillas de mi mesa de luz, Sorprenden a las astillas con miles de pincitas de depilar,
Me reagrupo, arengo a mis tropas, exijo el sacrificio,
Al frente me pongo y ataco con los vapores de una cafetera,
Además se me suma una columna de azucares y varios cristales de sal,
Están acorralados, tiemblan, van muriendo en una escena épica,
Me siento victorioso, pero una voz y una luz enorme les permiten retirada,
La voz me llama y la luz se apaga,
Mi victoria, mi triunfo se escapa por los ruidos de sus enormes pasos,
Poco importa, volveré a empezar y la batalla será nuestra,
Negociaré, entregaré a los muertos para una digna sepultura,
Y seré el nuevo y tenaz gran general coronado con alpiste y alfileres
17 ene 2010
Mi mirada de aserrín
El húmedo aire que mi piel jadea cae, cae como nunca antes habia caído
¿Acaso los labios olvidan los itinerarios para llegar al beso?
¿Acaso mi espalda se va perdiendo anónima mientras camino?
¿Cuantos astronautas orbitan la sangre infinita de las manos de “esa mujer”?
Veo el vapor que deja mi brazo que es ”yo” para ser aire de esta tierra.
¿Cuantos miles de aromas va dejando mi frente corriendo contra el viento?
No hay silencio, un lejano sonido me ejecuta a cada instante ¿oyes?
Es muerte y muerte, vida y vida, muerte, vida, uñas y huesos distraídos,
Besar enloquecido un tejido púrpura con piel que es un cuello amado, por mi,
Creí, creer, creo, creeré, en un amor que atrapa los infiernos y los calma,
Absurdo paraíso de cristales que tiene un músculo que late, late y mira,
Siento la saliva densa y afilada entre mi lengua y mis molares,
Hay un miedo, siempre hay un miedo que estira tripas y alfileres,
Desesperación de una voz que apenas dicha es pasado y ruido absurdo,
No sé quien es aquella voz que ahora se hizo ínfimo sonido seco,
Algo en mi quiere coser eternidades ¿con hilos de cordura? ¿Con hilos de locura?
Atraviesan los papeles las minas de los lápices que ya no uso,
Corren locos mis ojos hacia la noche, quizás atrape un sueño salado que te abraza.
El húmedo aire que mi piel jadea cae, cae como nunca antes habia caído
¿Acaso los labios olvidan los itinerarios para llegar al beso?
¿Acaso mi espalda se va perdiendo anónima mientras camino?
¿Cuantos astronautas orbitan la sangre infinita de las manos de “esa mujer”?
Veo el vapor que deja mi brazo que es ”yo” para ser aire de esta tierra.
¿Cuantos miles de aromas va dejando mi frente corriendo contra el viento?
No hay silencio, un lejano sonido me ejecuta a cada instante ¿oyes?
Es muerte y muerte, vida y vida, muerte, vida, uñas y huesos distraídos,
Besar enloquecido un tejido púrpura con piel que es un cuello amado, por mi,
Creí, creer, creo, creeré, en un amor que atrapa los infiernos y los calma,
Absurdo paraíso de cristales que tiene un músculo que late, late y mira,
Siento la saliva densa y afilada entre mi lengua y mis molares,
Hay un miedo, siempre hay un miedo que estira tripas y alfileres,
Desesperación de una voz que apenas dicha es pasado y ruido absurdo,
No sé quien es aquella voz que ahora se hizo ínfimo sonido seco,
Algo en mi quiere coser eternidades ¿con hilos de cordura? ¿Con hilos de locura?
Atraviesan los papeles las minas de los lápices que ya no uso,
Corren locos mis ojos hacia la noche, quizás atrape un sueño salado que te abraza.
¿Como detener la maquina de salpicar rojo cobrizo?
Tenemos miedo a las uñas incandescentes de los tercos,
Tenemos miedo a pisar un alado pez rojo naranja,
Tenemos miedo a una mano que puede acariciar,
Caminemos, grita el pequeño sonámbulo,
Unos con los pies, otros con las manos, otros con la sombras,
Caminamos por el sendero más finito que puedas imaginar,
Los ojos secretan un posible pánico,
Es muy lento el recorrido casi inmóvil,
Algunos desarrollan alas y vuelan siguiendo a nadie,
De a poco la columna avanza con ritmo ágil,
Los estómagos crujen de hambre acumulada,
La sed no es problema lamemos la transpiración del anterior,
Un grito, grita uno que ve un castillo de manzanas,
Un grito, grita otro pegándole un mamporro,
Duelen las rodillas, un hombro que se va secando y un pendiente,
Hay que saltar un río de lava verde, y lo saltamos,
El sendero se agranda obstinado y uniforme,
Estamos por hallar la ciudadela, aúllan,
No creas mucho, dice una voz despacito,
Pero una gran muralla de árboles y cartílagos aparece,
Rezan los que creen, boquiabiertos los que no creen,
Manos limpias nos esperan, frutas, vino fresco y un almíbar,
Arrodillados, miran el cielo algunos,
Yo miro el rostro de una mujer que esta allí, como esperándome,
Sonríe, sonrío, y lloro tantas lagrimas, y tantas mas,
Un abrazo, pido, un abrazo me dan,
Y es el olvido de las penumbras recorrida,
Nada más, no dejo de abrazar, no dejo.
Tenemos miedo a las uñas incandescentes de los tercos,
Tenemos miedo a pisar un alado pez rojo naranja,
Tenemos miedo a una mano que puede acariciar,
Caminemos, grita el pequeño sonámbulo,
Unos con los pies, otros con las manos, otros con la sombras,
Caminamos por el sendero más finito que puedas imaginar,
Los ojos secretan un posible pánico,
Es muy lento el recorrido casi inmóvil,
Algunos desarrollan alas y vuelan siguiendo a nadie,
De a poco la columna avanza con ritmo ágil,
Los estómagos crujen de hambre acumulada,
La sed no es problema lamemos la transpiración del anterior,
Un grito, grita uno que ve un castillo de manzanas,
Un grito, grita otro pegándole un mamporro,
Duelen las rodillas, un hombro que se va secando y un pendiente,
Hay que saltar un río de lava verde, y lo saltamos,
El sendero se agranda obstinado y uniforme,
Estamos por hallar la ciudadela, aúllan,
No creas mucho, dice una voz despacito,
Pero una gran muralla de árboles y cartílagos aparece,
Rezan los que creen, boquiabiertos los que no creen,
Manos limpias nos esperan, frutas, vino fresco y un almíbar,
Arrodillados, miran el cielo algunos,
Yo miro el rostro de una mujer que esta allí, como esperándome,
Sonríe, sonrío, y lloro tantas lagrimas, y tantas mas,
Un abrazo, pido, un abrazo me dan,
Y es el olvido de las penumbras recorrida,
Nada más, no dejo de abrazar, no dejo.
16 ene 2010
Un brutal aleteo de gigantes,
Truenos agotando alambrados y sequías,
Las huellas de las cien mariposas en sus calcados recorridos,
Detienen los vientos agitados que flotan ahora silenciosos,
Los ojos cerrados de algún puma presto al salto,
Esperan a un hombre fuerte y victorioso,
Sonidos de sal inanimada de cristales verdaderos,
Corrientes de serpientes hacia un río,
Juncos aferrando un cielo acalorado,
Esperan a un hombre fuerte y victorioso,
Una sombra derretida de otra sombra,
Los dientes afilados por el viento,
Ese aroma a mares tan lejanos,
Esperan a un hombre fuerte y victorioso,
Las hierbas que amamantan las húmedas mañanas,
El estribillo de olvidados escorpiones maldecidos,
Maderos agrietados que formaron una maquina,
Esperan al hombre fuerte y victorioso,
No para adorarlo, no para cantarle, no para brindarse,
Lo esperan con puñal hecho de viento huracanado,
Por tantas muertes rojas y tantas muertes verdes.
Truenos agotando alambrados y sequías,
Las huellas de las cien mariposas en sus calcados recorridos,
Detienen los vientos agitados que flotan ahora silenciosos,
Los ojos cerrados de algún puma presto al salto,
Esperan a un hombre fuerte y victorioso,
Sonidos de sal inanimada de cristales verdaderos,
Corrientes de serpientes hacia un río,
Juncos aferrando un cielo acalorado,
Esperan a un hombre fuerte y victorioso,
Una sombra derretida de otra sombra,
Los dientes afilados por el viento,
Ese aroma a mares tan lejanos,
Esperan a un hombre fuerte y victorioso,
Las hierbas que amamantan las húmedas mañanas,
El estribillo de olvidados escorpiones maldecidos,
Maderos agrietados que formaron una maquina,
Esperan al hombre fuerte y victorioso,
No para adorarlo, no para cantarle, no para brindarse,
Lo esperan con puñal hecho de viento huracanado,
Por tantas muertes rojas y tantas muertes verdes.
¿Como un parpado podía correr más que una liebre?
Capturar insectos distraídos y digerirlos y continuar corriendo,
Surcar medanos, campos sembrados, sabanas,
Encontrar un viejo buey y esconderse en su ojo,
Para luego bajar despacito, buscar el reflejo de un árbol solitario,
Crear sombras con tierras negras, apartadas,
Colocarla debajo de un caballo inanimado con pulmones lentos de aire,
¿Por qué un parpado se tomaría este trabajo y muchos mas?
¿Dónde esta tu corazón, donde tu garganta? parpado de largas pestañas
Pero no te detienes, te sumerges en las profundidades de un océano maltratado,
Allí disfrutas de la profundidad abisal y de extraños seres coloreados,
Con todas tus fuerzas sales disparado hacia la superficie,
Crees que con ese impulso llegaras a una estrella que llamaste Mantua,
Pero no logras vencer esa imbécil gravedad estructurada,
Buscas la playa, buscas descanso, buscas un cielo bajo para detenerte,
Playa lejana, con arenas perfumadas de viejos vegetales,
¿Te has enamorado de una almeja?
No estas seguro que ella te ame, y temes, temes, temes,
¿No sabes si hablar o mantenerte callado?
Hasta te has puesto algas negras en tus largas pestañas,
Te has olvidado de que eres un parpado y ella una almeja,
Haces todo lo posible para que ella note tu presencia,
¡No escribas rimas, no te muestres entero!
Déjate siempre un par de mascaras opalescentes,
Danza y mira siempre el horizonte de costado,
Nunca trates de adivinar la verdad de un parpado con una bruja oscura,
Atrévete, vale la pena el salto aunque debas amortiguarlo con los dientes.
Lo sé, yo no soy un parpado, y no soy tu consejero,
Río mientras te recuerdo, tratando de inflarte como un gallo despiadado
Capturar insectos distraídos y digerirlos y continuar corriendo,
Surcar medanos, campos sembrados, sabanas,
Encontrar un viejo buey y esconderse en su ojo,
Para luego bajar despacito, buscar el reflejo de un árbol solitario,
Crear sombras con tierras negras, apartadas,
Colocarla debajo de un caballo inanimado con pulmones lentos de aire,
¿Por qué un parpado se tomaría este trabajo y muchos mas?
¿Dónde esta tu corazón, donde tu garganta? parpado de largas pestañas
Pero no te detienes, te sumerges en las profundidades de un océano maltratado,
Allí disfrutas de la profundidad abisal y de extraños seres coloreados,
Con todas tus fuerzas sales disparado hacia la superficie,
Crees que con ese impulso llegaras a una estrella que llamaste Mantua,
Pero no logras vencer esa imbécil gravedad estructurada,
Buscas la playa, buscas descanso, buscas un cielo bajo para detenerte,
Playa lejana, con arenas perfumadas de viejos vegetales,
¿Te has enamorado de una almeja?
No estas seguro que ella te ame, y temes, temes, temes,
¿No sabes si hablar o mantenerte callado?
Hasta te has puesto algas negras en tus largas pestañas,
Te has olvidado de que eres un parpado y ella una almeja,
Haces todo lo posible para que ella note tu presencia,
¡No escribas rimas, no te muestres entero!
Déjate siempre un par de mascaras opalescentes,
Danza y mira siempre el horizonte de costado,
Nunca trates de adivinar la verdad de un parpado con una bruja oscura,
Atrévete, vale la pena el salto aunque debas amortiguarlo con los dientes.
Lo sé, yo no soy un parpado, y no soy tu consejero,
Río mientras te recuerdo, tratando de inflarte como un gallo despiadado
15 ene 2010
Acaso no sabes, el mar es violeta, ¿Quien lo tiño de azul?
Amenazas las mentiras y las mueles en el mortero,
Hunde tu puño hasta el centro de la tierra y toma el líquido rojo,
Pinta una rebanada de cielo y vuélvela a colocar en su lugar,
Nadie se dará cuenta somos ciegos a los cielos,
¿Los astrónomos? Ellos miran las estrellas, los planetas y asteroides,
Yo hablo del cielo, ese espeso asfalto que comienza en mis pupilas,
Somos ciegos a las avispas que emiten luces tornasol,
Somos ciegos a elefantes sin trompa y sin colmillos,
Somos ciegos a los horizontes carcomidos por un roedor gigantesco,
Estamos confundidos, el pelaje de un caballo deja de existir cuando dormimos,
¿Estas seguro de que sueñas con alfalfas esparcidas en tu rostro?
Creamos en que creamos el cotidiano camino de los cuerpos en un parque,
No está bien que escribas en el cielo con tinta de azúcar y alas rotas
Amenazas las mentiras y las mueles en el mortero,
Hunde tu puño hasta el centro de la tierra y toma el líquido rojo,
Pinta una rebanada de cielo y vuélvela a colocar en su lugar,
Nadie se dará cuenta somos ciegos a los cielos,
¿Los astrónomos? Ellos miran las estrellas, los planetas y asteroides,
Yo hablo del cielo, ese espeso asfalto que comienza en mis pupilas,
Somos ciegos a las avispas que emiten luces tornasol,
Somos ciegos a elefantes sin trompa y sin colmillos,
Somos ciegos a los horizontes carcomidos por un roedor gigantesco,
Estamos confundidos, el pelaje de un caballo deja de existir cuando dormimos,
¿Estas seguro de que sueñas con alfalfas esparcidas en tu rostro?
Creamos en que creamos el cotidiano camino de los cuerpos en un parque,
No está bien que escribas en el cielo con tinta de azúcar y alas rotas
14 ene 2010
Un poema, no de flores, o de nubes rojas al atardecer,
Unas letras engañadas, con sabores a rígidas panteras,
Un poema que llama a un quien,
Que dice su nombre sin decirlo,
Que grita con boca cosida con hilo grueso,
Transita cavidades, acantilados, sanjones,
Busca los ojos exactos,
Que quizás estén en otro árbol,
En otra rama,
Salpica inocencias y mira a la altura de los pies,
Cae entre moras con espinas, se arrastra sobre piedras muy mojadas,
Un cúmulo impensado de tierra adormecida,
Un pequeño bote que flota asustado en un océano agradable,
Un golpe que sale del pecho hacia las puertas de madera verde,
¿Sabrá a quien llama? Con un eco de una hoguera quieta,
Voy buscando una frontera, donde hacer pie y bajarme,
Del papel sucio y arrugas de miles de manos transpiradas,
Ya veo el margen,
Preparado el pie,
Me arrojo.
Unas letras engañadas, con sabores a rígidas panteras,
Un poema que llama a un quien,
Que dice su nombre sin decirlo,
Que grita con boca cosida con hilo grueso,
Transita cavidades, acantilados, sanjones,
Busca los ojos exactos,
Que quizás estén en otro árbol,
En otra rama,
Salpica inocencias y mira a la altura de los pies,
Cae entre moras con espinas, se arrastra sobre piedras muy mojadas,
Un cúmulo impensado de tierra adormecida,
Un pequeño bote que flota asustado en un océano agradable,
Un golpe que sale del pecho hacia las puertas de madera verde,
¿Sabrá a quien llama? Con un eco de una hoguera quieta,
Voy buscando una frontera, donde hacer pie y bajarme,
Del papel sucio y arrugas de miles de manos transpiradas,
Ya veo el margen,
Preparado el pie,
Me arrojo.
13 ene 2010
Arden los músculos de un hombre amanecido,
Las estrellas rodean al fuego entre la luna,
Esa luna esponja y sed, luna de sienes bien hundidas,
Se despiertan de a miles en el mismo instante,
Las cabelleras esparcen los recuerdos de los sueños,
Pero un lejano mar grisáceo los recoge entre sus olas,
Alguien que ha soñado mil caballos,
Con piel de espinas, de puntas ponzoñosas,
Ese, si ese, retuvo el sueño entre sus dedos,
Lo mira, lo acaricia con los ojos,
Hasta ve el color de los caballos,
Sus crines peleando con el viento,
Ve los pasos al galope desde abajo,
No son mil ya son millones, infinitas espinas, secas, afiladas,
Recorren los bordes de todo mar posible,
¿Besan o lastiman a las espumas fatigadas?
Cae el día encima de mil noches,
La necesidad de acabar la desnudez,
El espejo y los rostros que se crean,
Los caminos diferentes de los pies,
Pero no cesan los potros desbocados,
De correr y galopar la simple arena,
Y de uno una espina se ha clavado,
En el cuerpo cuyo nombre no interesa,
Que le duele y no sabe que le duele,
Nunca sabrá que de estas letras nítidas,
Salió el dolor agudo que ahora tanto pesa.
Las estrellas rodean al fuego entre la luna,
Esa luna esponja y sed, luna de sienes bien hundidas,
Se despiertan de a miles en el mismo instante,
Las cabelleras esparcen los recuerdos de los sueños,
Pero un lejano mar grisáceo los recoge entre sus olas,
Alguien que ha soñado mil caballos,
Con piel de espinas, de puntas ponzoñosas,
Ese, si ese, retuvo el sueño entre sus dedos,
Lo mira, lo acaricia con los ojos,
Hasta ve el color de los caballos,
Sus crines peleando con el viento,
Ve los pasos al galope desde abajo,
No son mil ya son millones, infinitas espinas, secas, afiladas,
Recorren los bordes de todo mar posible,
¿Besan o lastiman a las espumas fatigadas?
Cae el día encima de mil noches,
La necesidad de acabar la desnudez,
El espejo y los rostros que se crean,
Los caminos diferentes de los pies,
Pero no cesan los potros desbocados,
De correr y galopar la simple arena,
Y de uno una espina se ha clavado,
En el cuerpo cuyo nombre no interesa,
Que le duele y no sabe que le duele,
Nunca sabrá que de estas letras nítidas,
Salió el dolor agudo que ahora tanto pesa.
12 ene 2010
Si eres un gato empolvado, con tres rostros enrojecidos, y nariz humeda,
Debes entender que el camino tiene cuchillos apuntando para arriba,
Hallaras una mano enloquecida señalando todos los confines,
No la mires, es de trapo, y hace rato perdió sus horizontes,
Utiliza tus bigotes para atraer a las abejas a su jaula,
Cierra la puerta como un rayo con membrillo y amarillo algo de rojo,
Allí unos señores atornillados a sus sillas te tratarán como a un mesías,
Vuélveles el rostro y sube al seco tejado blanco, en el que se hallan amapolas muertas,
Con tu agilidad camina por la fina superficie del alambre,
Recorre todos los kilómetros que puedas, y también un día mas,
Luego dile a un corcel agusanado que invente un lago de aguas cristalinas,
Quita los gusanos con tu pelo y baña las heridas en clorofila,
Enójate con los sapos mudos, que canten con sus ojos si es necesario,
Diles que no serán príncipes de un beso, y que sean verdes en todos los costados,
Haz que lloren las gaviotas y los mirlos, que suban los tamaños de las aguas,
Evita un tal Noe, ya tienes tu carroza con marinos, y un vigía,
Esbelto gato el viaje te ha extenuado, pero tus ojos están almidonados y muy atentos,
Quieres y deseas nuevas aventuras, repartirte entre esquimales y Vesubios,
Ulises jamás te habría alcanzado con su barco, y más lejos Simbad te insultaría,
Tu pelo de oro, tu cola recta, tus pupilas reflejan tus terribles viajes emprendidos,
Eso si, ahora te lo pido, levanta del almohadón tan empolvado tu seco culo y no llores,
Tu comida estará presta a justa hora, como conviene a un gato gordo que convive con los sueños.
Debes entender que el camino tiene cuchillos apuntando para arriba,
Hallaras una mano enloquecida señalando todos los confines,
No la mires, es de trapo, y hace rato perdió sus horizontes,
Utiliza tus bigotes para atraer a las abejas a su jaula,
Cierra la puerta como un rayo con membrillo y amarillo algo de rojo,
Allí unos señores atornillados a sus sillas te tratarán como a un mesías,
Vuélveles el rostro y sube al seco tejado blanco, en el que se hallan amapolas muertas,
Con tu agilidad camina por la fina superficie del alambre,
Recorre todos los kilómetros que puedas, y también un día mas,
Luego dile a un corcel agusanado que invente un lago de aguas cristalinas,
Quita los gusanos con tu pelo y baña las heridas en clorofila,
Enójate con los sapos mudos, que canten con sus ojos si es necesario,
Diles que no serán príncipes de un beso, y que sean verdes en todos los costados,
Haz que lloren las gaviotas y los mirlos, que suban los tamaños de las aguas,
Evita un tal Noe, ya tienes tu carroza con marinos, y un vigía,
Esbelto gato el viaje te ha extenuado, pero tus ojos están almidonados y muy atentos,
Quieres y deseas nuevas aventuras, repartirte entre esquimales y Vesubios,
Ulises jamás te habría alcanzado con su barco, y más lejos Simbad te insultaría,
Tu pelo de oro, tu cola recta, tus pupilas reflejan tus terribles viajes emprendidos,
Eso si, ahora te lo pido, levanta del almohadón tan empolvado tu seco culo y no llores,
Tu comida estará presta a justa hora, como conviene a un gato gordo que convive con los sueños.
Escapa, siempre escapa, a la luz, a los vientos,
A las dolorosas picaduras de la noche,
Tiene el talento de morder imágenes que se internan en los espejos,
Puede ser el aire que resbala delante de cada gota de lluvia,
Ríe cuando sopla hormigas hasta el océano,
Solo necesita dos pantalones y tres medias,
La única camisa cambia de tono en tono, de sombra en sombra,
No mira a los armiños ni a las nubes demasiado blancas,
Es demasiado rápido, jugoso, ondulante, pegajoso a veces,
No es un duende, ríe cuando piensan eso de él,
Les tira barro a las clasificaciones y sigue riendo,
Sus piernas confunden, las rodillas a veces siguen a los tobillos,
Y los muslos caen hasta los dedos de los pies,
Si le preguntas si ama o amó, mejor bajes la vista,
Cuando se va, te das cuenta de que sigues escribiendo y él no está
A las dolorosas picaduras de la noche,
Tiene el talento de morder imágenes que se internan en los espejos,
Puede ser el aire que resbala delante de cada gota de lluvia,
Ríe cuando sopla hormigas hasta el océano,
Solo necesita dos pantalones y tres medias,
La única camisa cambia de tono en tono, de sombra en sombra,
No mira a los armiños ni a las nubes demasiado blancas,
Es demasiado rápido, jugoso, ondulante, pegajoso a veces,
No es un duende, ríe cuando piensan eso de él,
Les tira barro a las clasificaciones y sigue riendo,
Sus piernas confunden, las rodillas a veces siguen a los tobillos,
Y los muslos caen hasta los dedos de los pies,
Si le preguntas si ama o amó, mejor bajes la vista,
Cuando se va, te das cuenta de que sigues escribiendo y él no está
11 ene 2010
Rescato una serie de palabras entre las ovaladas piedras de una playa,
Raras las letras, canciones pequeñitas para un niño, pensé,
Pero un nombre, de mujer, simple, aseado, atractivo,
Luego unos muslos subidos a un reglón,
Unas caderas vibrantes que agitan una estrofa,
El papel esta mojado, y el sol no calienta todavía,
La entreveo entre sedas y un cuarto rígido, en penumbras,
Rostro de ángel seguro, pero un miedo se ha instalado ya en su frente,
El sol se niega a entrar, y la luz de la lámpara codicia acariciar sus límites,
Existe siempre una espera, un ligero temblor caído entre ansiedades,
Repite cada día con un calco,
Los minutos y las horas y los días,
Solo su piel es el reloj de un tiempo ebrio y caminante,
Una carta en papel miel se esconde tibia en un sobre,
Sus uñas repiten la meticulosidad de sus labios,
El espejo se derrite, no importa, hallará otros reflejos,
Sonríe a veces, para que cuando la sonrisa sea necesaria sea espontánea,
Planchadas bien las faldas, exacta la camisa, las media parecen bañadas por la luna,
Siempre acomoda sus pechos los quiere bien redondos y bien puestos,
Sentada en un sillón o recostada en su cama, esas dos posturas son eternidades,
No quiere imaginar el rostro, quiere impresionarse, agotar sus ojos,
¿Pasan los días? Eso es cosa de algún universo desviado,
Prefiere retocar los ínfimos errores de ese maquillaje que envejece,
Sueña los golpes de la puerta, sueña una ventana que se abre,
Despertar y estar lista cuanto antes,
Radiante, esbelta, puestos todos los esfuerzos para ser sabrosa.
El papel húmedo se ha ido, no dejo más que estas palabras,
Las olas enfurecen, obligan a partir, se lo han llevado,
El intento de recuperar el papel lo destroza,
Las espumas lo han tomado como juego, ya no existe.
Esto fue hace mil atardeceres y recuerdo las piedras ovaladas
Raras las letras, canciones pequeñitas para un niño, pensé,
Pero un nombre, de mujer, simple, aseado, atractivo,
Luego unos muslos subidos a un reglón,
Unas caderas vibrantes que agitan una estrofa,
El papel esta mojado, y el sol no calienta todavía,
La entreveo entre sedas y un cuarto rígido, en penumbras,
Rostro de ángel seguro, pero un miedo se ha instalado ya en su frente,
El sol se niega a entrar, y la luz de la lámpara codicia acariciar sus límites,
Existe siempre una espera, un ligero temblor caído entre ansiedades,
Repite cada día con un calco,
Los minutos y las horas y los días,
Solo su piel es el reloj de un tiempo ebrio y caminante,
Una carta en papel miel se esconde tibia en un sobre,
Sus uñas repiten la meticulosidad de sus labios,
El espejo se derrite, no importa, hallará otros reflejos,
Sonríe a veces, para que cuando la sonrisa sea necesaria sea espontánea,
Planchadas bien las faldas, exacta la camisa, las media parecen bañadas por la luna,
Siempre acomoda sus pechos los quiere bien redondos y bien puestos,
Sentada en un sillón o recostada en su cama, esas dos posturas son eternidades,
No quiere imaginar el rostro, quiere impresionarse, agotar sus ojos,
¿Pasan los días? Eso es cosa de algún universo desviado,
Prefiere retocar los ínfimos errores de ese maquillaje que envejece,
Sueña los golpes de la puerta, sueña una ventana que se abre,
Despertar y estar lista cuanto antes,
Radiante, esbelta, puestos todos los esfuerzos para ser sabrosa.
El papel húmedo se ha ido, no dejo más que estas palabras,
Las olas enfurecen, obligan a partir, se lo han llevado,
El intento de recuperar el papel lo destroza,
Las espumas lo han tomado como juego, ya no existe.
Esto fue hace mil atardeceres y recuerdo las piedras ovaladas
10 ene 2010
Parto la piel con el recuerdo de sonrisas terminadas,
Escapo entre líquidos abiertos, lastimados,
Pienso en siete soles destrozados, y siete mares,
Busco aquel que creía en los amores y un eterno,
Responde un río blanco de un ártico desierto,
¿Lloro? Apenas gotas de sangre, sal y suelo,
Sigo estallando entre perdones fríos,
Mis partes ya se olvidan de aquel uno,
¿Triste? No creas que sienten las estrellas,
Brillan temblorosas al ver el horizonte,
No perdonan, ni arden, quietas,
Aguardan lo que fui, esperan tiernas,
Los últimos resplandores que creyeron,
Amantes de amar,
Amantes.
Escapo entre líquidos abiertos, lastimados,
Pienso en siete soles destrozados, y siete mares,
Busco aquel que creía en los amores y un eterno,
Responde un río blanco de un ártico desierto,
¿Lloro? Apenas gotas de sangre, sal y suelo,
Sigo estallando entre perdones fríos,
Mis partes ya se olvidan de aquel uno,
¿Triste? No creas que sienten las estrellas,
Brillan temblorosas al ver el horizonte,
No perdonan, ni arden, quietas,
Aguardan lo que fui, esperan tiernas,
Los últimos resplandores que creyeron,
Amantes de amar,
Amantes.
9 ene 2010
Aqui vuelve el torpe intentador
Hay un borde, liquido, ¿Profundo?
Las piernas se mezclan pero veo un solo pie,
Martillo miradas con los huesos de mis manos,
Un viejo ventilador acierta mi soledad,
No caben flores, ni tallos, ni ese tábano verde,
Quiero que todo sea azul, ¿intenso? No lo sé,
Apenas me levanto me coloco mi abrigo de confusiones,
Dientes amordazados, unos con otros expelen mil agudos,
Pido silencio mientras coloco la piel fresca en mi rostro,
No tan tensa, así, mas a la derecha, ahí, justito,
Frágiles guantes, ojos reflejados en mil delfines,
Orejas con oídos derretidos de antemano,
Mi barba, es nueva, la robe a unos nidos secos,
Siempre una uña inaugura el afuera,
Con discreción, estiro mi columna,
Siempre me detengo y dejo pasar los patos tibios,
Pienso bien el camino para evitarla,
La he visto, cerré todo el día mis ojos aquella vez,
Evitar un camino repetido, inventar callecitas con balcones,
Quitar los peces secos de las veredas de barro,
Prefiero llevar mis luciérnagas, hechas temprano por mi,
Rozo mi boca y se que no ha besado mas,
Mis labios hablan entre ellos y no me entienden,
Hablan de un sol pequeñísimo que quema y quema,
Ya estoy llegando a no se donde,
Por suerte el rostro no se ha desacomodado,
Sonrío como sonreímos sin saberlo,
Sonrisa suave que no evita vacíos sucios,
Comienza el dialogo de siempre,
Y muestro bien mis dientes,
No es cuestión, me digo,
No es cuestión respondo.
Hay un borde, liquido, ¿Profundo?
Las piernas se mezclan pero veo un solo pie,
Martillo miradas con los huesos de mis manos,
Un viejo ventilador acierta mi soledad,
No caben flores, ni tallos, ni ese tábano verde,
Quiero que todo sea azul, ¿intenso? No lo sé,
Apenas me levanto me coloco mi abrigo de confusiones,
Dientes amordazados, unos con otros expelen mil agudos,
Pido silencio mientras coloco la piel fresca en mi rostro,
No tan tensa, así, mas a la derecha, ahí, justito,
Frágiles guantes, ojos reflejados en mil delfines,
Orejas con oídos derretidos de antemano,
Mi barba, es nueva, la robe a unos nidos secos,
Siempre una uña inaugura el afuera,
Con discreción, estiro mi columna,
Siempre me detengo y dejo pasar los patos tibios,
Pienso bien el camino para evitarla,
La he visto, cerré todo el día mis ojos aquella vez,
Evitar un camino repetido, inventar callecitas con balcones,
Quitar los peces secos de las veredas de barro,
Prefiero llevar mis luciérnagas, hechas temprano por mi,
Rozo mi boca y se que no ha besado mas,
Mis labios hablan entre ellos y no me entienden,
Hablan de un sol pequeñísimo que quema y quema,
Ya estoy llegando a no se donde,
Por suerte el rostro no se ha desacomodado,
Sonrío como sonreímos sin saberlo,
Sonrisa suave que no evita vacíos sucios,
Comienza el dialogo de siempre,
Y muestro bien mis dientes,
No es cuestión, me digo,
No es cuestión respondo.
8 ene 2010
Un real y unico poeta
Elegía
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormentade piedras,
rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera;
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y en tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata le requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández.
elegia por Serrat
Elegía
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormentade piedras,
rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera;
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y en tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata le requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández.
elegia por Serrat
Poema polietílico, cocacolesco y real
Subo, subo a la ceja de una señora con piel milenaria,
Estorbo, me doy cuenta, sopla ella con deformidad de sus labios,
Expele el aire hacia arriba con toda la fuerza de su sistema respiratorio,
Me decido por dejarme llevar, floto, y me doy cuenta,
Me horroriza, los ácaros andan desnudos, ¿ Y la belleza?
Sigo el viaje, brisas de un bar sucio y somnoliento me llevan ahora,
Ingiero 58 mililitros de gaseosa oscura y acida,
No nieva en mis pies, si por arriba de mi frente,
Pido a los dioses que la nieve no provoque mi calvicie,
Es durísimo ser pelado, no solo por estética,
Sino porque los pensamientos se acercan peligrosamente a la intemperie,
Mi viaje sigue, dudo si vuelo sobre Polonia o sobre las garras de un felino negro,
Un diestro arquero me persigue con sus flechas hechas de sonidos agudos,
Puta, tiene puntería, pero gracias a mis artes culinarias convierto las saetas,
Son pollo frito ahora y río sin separar mis labios, el arquero odia eso,
Dejo atrás terrenos ovalados que desconozco, tengo una erección,
Me sorprendo y sorprende más a una dama victoriana,
Dama que me acompaña pero de la cual no hable,
Ella viste millares de telas entre sus pezones y el exterior,
Seis mil pañuelos no le alcanzan para taparse la boca ofendida por mi erección,
La suma de mis años hace que el firme miembro fenezca,
Ella se ofende más y se retira dando saltos, no me gusta la palabra saltos,
Tengo un espada, entonces debo tener una aventura,
Pero por aquí las princesas no se depilan, me da cosa,
Los mal nacidos y fogosos dragones son protegidos por Greenpeace,
Debe haber un rey malvado, si lo hallo lo va a recordar,
Afilo mi espada entre las paletas superiores de un conejo terrorista,
Todos son sospechosos de ser terroristas dice una voz en off,
Será lo mismo una espada que explosivos de alta gama,
Oculto la espada en mi garganta y paso la frontera,
El escáner confunde la espada con un lunar extralarge,
Ahí estas rey malvado, y desenvaino mis brillante espada que tiene dos rubíes,
El duelo dura veintitrés días, el es hábil, y solo tiene un alfiler y un corcho,
Nos preguntamos porque luchamos, ambos no tenemos certezas,
Eso no es problema en un tiempo sin certezas,
Finalmente, y muy herido, lo acorralo, y mi espada se apoya en su garganta,
Dime, le grito, que mi dama es la más bella de este terrón de azúcar,
No llega a contestar, somos arrojados a un té caliente,
Juro por la mesa que sostiene la computadora que no sé como, llegue hasta acá,
Ahora por un esófago paseo y no hay serpientes, soy semidigerido, pero vivo aun,
Soy finalmente arrojado por ese túnel innombrable, y de mala fama,
Entonces subo, subo a la oreja de una niña malcriada,
Aventuras allí voy.
Subo, subo a la ceja de una señora con piel milenaria,
Estorbo, me doy cuenta, sopla ella con deformidad de sus labios,
Expele el aire hacia arriba con toda la fuerza de su sistema respiratorio,
Me decido por dejarme llevar, floto, y me doy cuenta,
Me horroriza, los ácaros andan desnudos, ¿ Y la belleza?
Sigo el viaje, brisas de un bar sucio y somnoliento me llevan ahora,
Ingiero 58 mililitros de gaseosa oscura y acida,
No nieva en mis pies, si por arriba de mi frente,
Pido a los dioses que la nieve no provoque mi calvicie,
Es durísimo ser pelado, no solo por estética,
Sino porque los pensamientos se acercan peligrosamente a la intemperie,
Mi viaje sigue, dudo si vuelo sobre Polonia o sobre las garras de un felino negro,
Un diestro arquero me persigue con sus flechas hechas de sonidos agudos,
Puta, tiene puntería, pero gracias a mis artes culinarias convierto las saetas,
Son pollo frito ahora y río sin separar mis labios, el arquero odia eso,
Dejo atrás terrenos ovalados que desconozco, tengo una erección,
Me sorprendo y sorprende más a una dama victoriana,
Dama que me acompaña pero de la cual no hable,
Ella viste millares de telas entre sus pezones y el exterior,
Seis mil pañuelos no le alcanzan para taparse la boca ofendida por mi erección,
La suma de mis años hace que el firme miembro fenezca,
Ella se ofende más y se retira dando saltos, no me gusta la palabra saltos,
Tengo un espada, entonces debo tener una aventura,
Pero por aquí las princesas no se depilan, me da cosa,
Los mal nacidos y fogosos dragones son protegidos por Greenpeace,
Debe haber un rey malvado, si lo hallo lo va a recordar,
Afilo mi espada entre las paletas superiores de un conejo terrorista,
Todos son sospechosos de ser terroristas dice una voz en off,
Será lo mismo una espada que explosivos de alta gama,
Oculto la espada en mi garganta y paso la frontera,
El escáner confunde la espada con un lunar extralarge,
Ahí estas rey malvado, y desenvaino mis brillante espada que tiene dos rubíes,
El duelo dura veintitrés días, el es hábil, y solo tiene un alfiler y un corcho,
Nos preguntamos porque luchamos, ambos no tenemos certezas,
Eso no es problema en un tiempo sin certezas,
Finalmente, y muy herido, lo acorralo, y mi espada se apoya en su garganta,
Dime, le grito, que mi dama es la más bella de este terrón de azúcar,
No llega a contestar, somos arrojados a un té caliente,
Juro por la mesa que sostiene la computadora que no sé como, llegue hasta acá,
Ahora por un esófago paseo y no hay serpientes, soy semidigerido, pero vivo aun,
Soy finalmente arrojado por ese túnel innombrable, y de mala fama,
Entonces subo, subo a la oreja de una niña malcriada,
Aventuras allí voy.
7 ene 2010
¿Puedes ver la luna en mi garganta?
Atraviesan ásperos vidrios mis manos desteñidas,
Quiere escapar un esófago carente de materia hecho en abril,
¿Soy un largo y mineral fantasma?
¿Un deseo masticado por el tiempo de una piedra?
¿Intentos de perfumes, listo el arco, lista la flecha?
Camino, y no lo sé, sin muslos, sin tobillos agrisados,
Escribo en huecos pequeñitos cada uno de sus nombres,
No descanso, y no es mi corazón justamente el que late,
Danzas de hierros con dientes destrozados,
Froto y froto aquello que no es hueso con mi boca,
Rápidos recuerdos llueven en un mar de tejas y nutrientes,
No es de poemas lo que digo, no es de letras, ni de renglones,
Es de carnes transparentes con un tiempo sobre tiempo sobre tiempos,
Pero, río y mi ojo derecho más ríe, hay un izquierdo,
No saben que no ven, apenas brillan,
Tampoco saben que no fueron soñados sus parpados,
Entre dedos desechos recojo una memoria, acaso otra,
Aquella guarda una caricia, lenta, cercana, empapada de miedo,
Ya no hay quien frote los metales, ¿Es una suerte?
¿Duermo en la sombra de un montón de viejas moscas?
Es posible, duermo, sobre una tiza azul, sobre tus uñas,
Duermo,
Temo al silencio de la dueña de los labios en mi sueño
Atraviesan ásperos vidrios mis manos desteñidas,
Quiere escapar un esófago carente de materia hecho en abril,
¿Soy un largo y mineral fantasma?
¿Un deseo masticado por el tiempo de una piedra?
¿Intentos de perfumes, listo el arco, lista la flecha?
Camino, y no lo sé, sin muslos, sin tobillos agrisados,
Escribo en huecos pequeñitos cada uno de sus nombres,
No descanso, y no es mi corazón justamente el que late,
Danzas de hierros con dientes destrozados,
Froto y froto aquello que no es hueso con mi boca,
Rápidos recuerdos llueven en un mar de tejas y nutrientes,
No es de poemas lo que digo, no es de letras, ni de renglones,
Es de carnes transparentes con un tiempo sobre tiempo sobre tiempos,
Pero, río y mi ojo derecho más ríe, hay un izquierdo,
No saben que no ven, apenas brillan,
Tampoco saben que no fueron soñados sus parpados,
Entre dedos desechos recojo una memoria, acaso otra,
Aquella guarda una caricia, lenta, cercana, empapada de miedo,
Ya no hay quien frote los metales, ¿Es una suerte?
¿Duermo en la sombra de un montón de viejas moscas?
Es posible, duermo, sobre una tiza azul, sobre tus uñas,
Duermo,
Temo al silencio de la dueña de los labios en mi sueño
6 ene 2010
No hay que empezar un poema con la palabra aceituna,
Es martes, mis labios han estado pintando paredes por una eternidad,
Pero el color de mis labios en las paredes se distraía y volaba,
Arqueé mi espalda con tanta fuerza que quedó un túnel atravesándome,
(¿Se dirá arqueé?)
Por allí caían todas mis orejas al suelo,
Suelo, era en realidad cascos de barcos con verdín,
Mi boca se llenaba de muchísima saliva,
Me daba vergüenza escupirla,
Una importante cantidad de gente me miraba y murmuraba,
Con esas bocas negras en el pecho,
Una espalda, solitaria, lo sé, se apoyo en mi espalda,
Lentamente y con palabras de lino la fue aflojando,
Perdí un poquito el miedo, pero ¡ojo! Siempre alerta.
Dancé unas piezas de baile con una dama de buenos y saboreables pechos,
¡Que placer! Esos pezones almendrados,
Una taza de arroz con leche me separó de la mujer,
Me llevo a un jardín de raíces, no de flores,
Bellísimas raíces que debían estar soterradas, nunca comí ese arroz.
Me senté, finalmente, con mi pastilla recetada, lejos del ruido y pensé,
No hay que terminar un poema con la palabra aceituna
Es martes, mis labios han estado pintando paredes por una eternidad,
Pero el color de mis labios en las paredes se distraía y volaba,
Arqueé mi espalda con tanta fuerza que quedó un túnel atravesándome,
(¿Se dirá arqueé?)
Por allí caían todas mis orejas al suelo,
Suelo, era en realidad cascos de barcos con verdín,
Mi boca se llenaba de muchísima saliva,
Me daba vergüenza escupirla,
Una importante cantidad de gente me miraba y murmuraba,
Con esas bocas negras en el pecho,
Una espalda, solitaria, lo sé, se apoyo en mi espalda,
Lentamente y con palabras de lino la fue aflojando,
Perdí un poquito el miedo, pero ¡ojo! Siempre alerta.
Dancé unas piezas de baile con una dama de buenos y saboreables pechos,
¡Que placer! Esos pezones almendrados,
Una taza de arroz con leche me separó de la mujer,
Me llevo a un jardín de raíces, no de flores,
Bellísimas raíces que debían estar soterradas, nunca comí ese arroz.
Me senté, finalmente, con mi pastilla recetada, lejos del ruido y pensé,
No hay que terminar un poema con la palabra aceituna
5 ene 2010
4 ene 2010
Madera celeste y gatos, caen uno encima del otro,
Letras esquivando martillos y cinceles,
Nácar que nada en su mar infinito,
Corro, me pregunto ¿por qué?
El cielo amaneció bajo, cosquillas en las rodillas,
¿Por qué no creo que un cielo azul pueda acercarse a mi pupila?
Me fui, te fuiste, me voy, me fueron,
Sentado en mí oreja no podía contenerme,
Lagrimas brotaban debajo de mis uñas,
Una, dos tres, cuatrocientas, un millón quinientas doce mil trece,
Y un dolor de piel, ay, dolor morado, no como espinas,
Salté, por arriba de unas casas viejas, una pierna quedo atrás,
Salté en una pierna, con estilo, con garbo,
Mirando un horizonte recién creado,
Un empeine suave allí, abajo, no pude arrojarme, no pude,
Ya pasó, ya se fue ¿se fue? No, no engañas a un delfín sin olas,
Pechos almíbar, dicen que muy grandes, no lo sé,
Estornudo satélites metálicos, orbitan alrededor de mi lengua,
No puedo decir, ¿me alegra o entristece?
¡Mago! convierte aquel arbusto en una almohada,
Preparé mi sonrisa, mis ojos lustrados a mano,
Prepare mi cuello con pequeñas vigas de madera,
Despacito, sin ruidos, después de que la luz se fuera por la zanja,
Despacito seguí, con esa palita de recoger esperanzas ¿es tan chiquita?
Letras esquivando martillos y cinceles,
Nácar que nada en su mar infinito,
Corro, me pregunto ¿por qué?
El cielo amaneció bajo, cosquillas en las rodillas,
¿Por qué no creo que un cielo azul pueda acercarse a mi pupila?
Me fui, te fuiste, me voy, me fueron,
Sentado en mí oreja no podía contenerme,
Lagrimas brotaban debajo de mis uñas,
Una, dos tres, cuatrocientas, un millón quinientas doce mil trece,
Y un dolor de piel, ay, dolor morado, no como espinas,
Salté, por arriba de unas casas viejas, una pierna quedo atrás,
Salté en una pierna, con estilo, con garbo,
Mirando un horizonte recién creado,
Un empeine suave allí, abajo, no pude arrojarme, no pude,
Ya pasó, ya se fue ¿se fue? No, no engañas a un delfín sin olas,
Pechos almíbar, dicen que muy grandes, no lo sé,
Estornudo satélites metálicos, orbitan alrededor de mi lengua,
No puedo decir, ¿me alegra o entristece?
¡Mago! convierte aquel arbusto en una almohada,
Preparé mi sonrisa, mis ojos lustrados a mano,
Prepare mi cuello con pequeñas vigas de madera,
Despacito, sin ruidos, después de que la luz se fuera por la zanja,
Despacito seguí, con esa palita de recoger esperanzas ¿es tan chiquita?
2 ene 2010
1 ene 2010
Cuando despierto mis pies sueñan el suelo,
Cejas de carbón que hierven nieblas,
Oscuros mas oscuros saltan paladares,
Mastican mis ojos y escupen mis pestañas, y te vas,
Te has ido, siempre te has ido y yo de pie,
Creando nuevos pasos y aferrando exhalaciones,
Brindando soles para quemar pieles hasta el hueso,
Rehaciendo mis rodillas con mil moscas,
Cosiendo espaldas uña contra uña,
De pie, cuello de larvas detenidas, aferradas,
Destruyo tus abrazos con recuerdos inventados,
No necesito acero para detener el pulso,
La saliva avisa con gritos desmedidos,
De pie, con pelo sucio y sucio pelo,
Mi pecho espera, lento, nítido, solo,
Esa nube escondida con gotas disfrazadas,
De pie, mi pecho vaciado de tardes y perdones,
Púrpuras, músculos, esternón y un sólido latido,
Se repite despiadado el último tambor, y cae,
Cae esa lluvia de silencio en las arterias,
De pie, no, ya estoy cayendo,
El suelo, amante, el que ha esperado.
El que mis pies han soñado, ese, si ese.
Cejas de carbón que hierven nieblas,
Oscuros mas oscuros saltan paladares,
Mastican mis ojos y escupen mis pestañas, y te vas,
Te has ido, siempre te has ido y yo de pie,
Creando nuevos pasos y aferrando exhalaciones,
Brindando soles para quemar pieles hasta el hueso,
Rehaciendo mis rodillas con mil moscas,
Cosiendo espaldas uña contra uña,
De pie, cuello de larvas detenidas, aferradas,
Destruyo tus abrazos con recuerdos inventados,
No necesito acero para detener el pulso,
La saliva avisa con gritos desmedidos,
De pie, con pelo sucio y sucio pelo,
Mi pecho espera, lento, nítido, solo,
Esa nube escondida con gotas disfrazadas,
De pie, mi pecho vaciado de tardes y perdones,
Púrpuras, músculos, esternón y un sólido latido,
Se repite despiadado el último tambor, y cae,
Cae esa lluvia de silencio en las arterias,
De pie, no, ya estoy cayendo,
El suelo, amante, el que ha esperado.
El que mis pies han soñado, ese, si ese.
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