Extraños son los sueños, nada nuevo digo con esta observación poco original pero siempre vigente.

Sin embargo siempre hay algo sorprendente en ellos.

En este caso quiero contarles que este fin de semana tuve un sueño, o mejor dicho el sueño me tenía a mí, y no me dejaba escapar.

Extraña situación esta, cuasi agobiante, pues el sueño era mas que las imágenes y sonidos, era como un ente seductor y hasta parecía viviente.

Y he atravesado sueños, pues he transitado campos de batalla con guerreros embarrados destrozándose. Chimpancés que lanzaban crema por el ombligo, he montado gigantescos Caballos por ciudades antiguas, he viajado en convertibles voladores por una ruta muy arbolada cercana a Ezeiza mientras tocaba una guitarra eléctrica tan elástica que parecía de goma. He escuchado sonidos atroces, he sido bestial con mas de uno, casi he alcanzado orgasmos pasando por el marco de una puerta en donde una mujer conocida para mi , solo cubierta por una fina tela de seda transparente, me rozaba con unos pezones casi Divinos, he visitado un medico de piel de oro y manos de gelatina , he nadado hacia una isla de carne macilenta perseguido por un tiburón fantasmal con dientes de metal, etc.

Pero esto de estar en un sueño, con mujeres que reían, bellas, extrañas, alteradas, y perros muy pequeños pero con dientes demasiado filosos, con una música distorsionada cantada por lejanos Mariachis, y saber , dentro del sueño que todo eso era un visión para atraparme,¿ para no dejarme salir? ¿Para no dejarme volver?

¿Un sueño atrapante? ¿Un sueño viviente?

Recuerdo el esfuerzo para despertar y no poder hacerlo, hasta recuerdo que en un momento pensé que debería aceptar la situación, rendirme en fin, y quedarme en ese “Lugar”.

¿Y si los sueños fueran nuestros depredadores metafísicos?

Fue extraño, Fe extraña en esos sueños, que son recuerdos del sueño, no el sueño en como diría el señor viejo J B Borges.

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