Llegar al borde del mar, robarse unas olas, correr sin huellas,
Saber que en tus uñas crecen los corales, una pálida estrella marina,
Seguir corriendo, dejar tu vieja espalda atrás, no perder ni un poquito de espuma,
Mas rápido, partiendo el viento con gélidas medusas, atravesar arenas luminosas,
Todos los sonidos en mi abdomen, miles de olas sobre una simple anémona,
Correr todavía más, riscos ovalados, los recuerdos desmoronan mi paladar,
Veo rojo, y una gaviota violeta, vuela de costado lastimando horizontes obligados,
Sé que es otoño, otoño aturdido por la piel, infinita piel, piel de siestas y labios,
Corro aun mas, mis pies se han perdido, voy de la fría tierra al secreto océano,
Ahora el horizonte es uno y es agua, ahora mis piernas sueñan su descanso,
El azul desprende los sonidos de mis huesos, el más antiguo sol imaginado,
Todas las palabras pronunciadas flotan, sin botellas ni papel, sin playas ni acantilados
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