Demasiadas estrellas para un solo ojo,
Las pestañas las pinchan y pinchan, caen de a una.
No puedo darme cuenta si estoy parado,
Mis hombros son demasiado negros.
Las plantas de mis pies se derriten,
Cientos de pájaros gordos vuelan, salen de mis piernas,
Pero les quito el cielo y no pongo escaleras,
No lo hice por maldad, no sé porque lo hice.
¿Es extraño tener siete ombligos?
No creo. Otra vez se fosiliza mi lengua, pucha,
Escupo diminutas piedras que no son preciosas.
Tiernas lombrices empiezan a recorrer mis venas,
Mi mano espía mi corazón, lo siente atragantado.
No están bien estas palabras, rebotan contra el paladar.
Mis oídos gotean metal líquido ¿tendrán fiebre? 36, ocho,
No hay bocas gritadoras en un kilómetro a la redonda.
¿Cuanto hace que no lloras?
Desde que desinvente las lagrimas, no recuerdo bien.
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