Huyen las espinas, con brotes de carne incrustados, rumbo al sur,
Tres mil cielos caen en una flor que nunca ha tenido nombre,
Los blancos peces aprenden a gritar rápidamente, el mar se calienta,
La tierra excitada empuja y empuja; millones de partos de jazmines,
Las sombras de algunos hombres ya se cortan, se retuercen, se desvanecen,
Los más rápidos evitan las redes casi invisibles de insectos perforados,
Las montañas son tomadas por antiguas piedras que antes rodaron,
Las serpientes se adhieren a los árboles que tomarán vuelo pronto, muy pronto,
Los relojes se escapan de las muñecas y van rumbo hacia un olvido oxidado,
Las ropas se pegan a la piel y algunas llegan a atravesarla, sedas…
¿Es caos o un cosmos desangrado?
Millones de pies buscan el magma, aspiran a que los huesos arriben,
Unos pocos nadan hacia una isla, dicen que está repleta de frutas y almíbar,
El día no termina, quizás porque día y noche recrean un bestial coito, tiempo…
Entre ríos de leche materna y ruidos secretos nace un beso,
No es un beso apasionado, es un beso de naciente bienvenida al otro
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