Toda mi piel se encerró en mi nuca, invisible y tú te la llevaste,
Los músculos eran bien violetas y mis labios latían, vapores,
Un firmamento de estrellas y navajas, de humus y de pinos,
Supongo un suelo transparente, pero no me muevo, no,
Un entero y lejano planeta me vierte un horizonte en la mirada,
No alcanza, mis uñas son océanos de agua muy salada, secreta,
Mis dientes no sueltan a mis dientes, mi nariz sigue sedienta,
Mi lengua duerme, no necesita despertares, no dirá palabra por mil años,
Un enorme hierro con aromas de torpes infiernos apunta a mis muslos,
Lo sé, y comienzo a tejer la inmensa espera, ato tu voz con piedras enceradas,
Construyo un diario cotidiano, tus caricias y un alfabeto para imaginar que algo digo,
Cuando construyo un “Te amo” un río gigantesco lava mi sangre y crea remolinos,
Despierto sabiendo que en cada madrugada deberé tomar un puñado de rojos y escapar,
Seré Adán, dispuesto a rehacer la esperanza de la carne y crear miles de arterias,
Seré Eva, temeré a las frutas, evitaré los árboles, y nadie gritara furias y heridas,
Al fin dormiré, soñaré cuerdas, soñaré un único barco y el deseo de una isla, la que habitas
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