Las sombras de las manos, agitan espumas moribundas,
Quiebran la luz, salpican oscuridad de aladas ostras,
Ese limite indeseable entre el azul y el viento seco,
Demasiadas nubes masticando cielos, cielos viejos,
Los latidos se deshacen dentro del zumbido recto del mar,
Imaginas la vida y también las redes sin clemencia,
Imaginas mil años de arenas secas que arañan la playa,
Ninguna voz, días y noches hirvientes o helados,
La imprecisa huella que no vive nada, la marea obediente,
Quisieran unos ojos una luna secretada por el mar,
Sólidos y sólidos y sólidos y unos dedos, diminutos,
Un tímido sendero de un cangrejo equivocado,
No sabe que la sombra de las manos le ocultaran el sol