El tigre agoniza en India
La población del felino ha caído un 60% en cinco años
ANA GABRIELA ROJAS - Nueva Delhi - 14/02/2008
Sólo 1.411 tigres quedan en toda India. Menos del 40% de los 3.642 que había hace cinco años según el último censo del Gobierno de ese país. El número es aún peor que las predicciones más pesimistas. "Una situación sumamente desesperada", en palabras del director ejecutivo de Greenpeace en India, Ananth Padmanabhan, con la que coinciden todos los ambientalistas.
La protección únicamente física del tigre es una visión muy estrecha en términos de conservación, dice el especialista de Greenpeace. "El peligro de desaparición de este felino es sólo un síntoma de lo que está pasando en el país: se está sacrificando a la naturaleza en aras del crecimiento económico".
Para los ecologistas, la pérdida de hábitat es la causa principal de desaparición del tigre. En India, el país que tiene el 40% de la población mundial de tigres (concentrada en el sureste asiático), el área de bosques se ha reducido en 728 kilómetros cuadrados en los últimos años debido a la industrialización, la construcción de presas y el efecto del tsunami. Con ello, sólo con el 20% de su territorio de bosques, muy lejos del 25% que se había propuesto llegar para este año.
La caza furtiva de los tigres hace el problema aún más grave. En el mercado negro internacional, sus pieles tienen un precio de hasta más de 30.000 euros. Sus huesos son también muy preciados en Asia para producir medicinas tradicionales.
Pienso en la bestia, no el felino terrible y salvaje, pienso en ti, en mi, en nosotros.
Bestias que estamos aniquilando bosques, junglas, selvas, tigres, orangutanes, gorilas, corales.
Bestias que empezaremos a aniquinarlos entre nosotros en la medida que desvastemos la tierra que nos da sustento.
Bestias que estamos inventando un infierno futuro cada día.
Bestias que disfrazadas de respeto cultural al projimo no respetamos nada.
Cuando haya muerto el último tigre los bellisimos versos de Borges no tendran sentido.
EL OTRO TIGRE
And the craft createth a semblance.
Morris: Sigurd the Volsung (1876)
Pienso en un tigre. La penumbra exalta
La vasta Biblioteca laboriosa
Y parece alejar los anaqueles;
Fuerte, inocente, ensangrentado y nuevo,
él irá por su selva y su mañana
Y marcará su rastro en la limosa
Margen de un río cuyo nombre ignora
(En su mundo no hay nombres ni pasado
Ni porvenir, sólo un instante cierto.)
Y salvará las bárbaras distancias
Y husmeará en el trenzado laberinto
De los olores el olor del alba
Y el olor deleitable del venado;
Entre las rayas del bambú descifro,
Sus rayas y presiento la osatura
Baja la piel espléndida que vibra.
En vano se interponen los convexos
Mares y los desiertos del planeta;
Desde esta casa de un remoto puerto
De América del Sur, te sigo y sueño,
Oh tigre de las márgenes del Ganges.
Cunde la tarde en mi alma y reflexiono
Que el tigre vocativo de mi verso
Es un tigre de símbolos y sombras,
Una serie de tropos literarios
Y de memorias de la enciclopedia
Y no el tigre fatal, la aciaga joya
Que, bajo el sol o la diversa luna,
Va cumpliendo en Sumatra o en Bengala
Su rutina de amor, de ocio y de muerte.
Al tigre de los simbolos he opuesto
El verdadero, el de caliente sangre,
El que diezma la tribu de los búfalos
Y hoy, 3 de agosto del 59,
Alarga en la pradera una pausada
Sombra, pero ya el hecho de nombrarlo
Y de conjeturar su circunstancia
Lo hace ficción del arte y no criatura
Viviente de las que andan por la tierra.
Un tercer tigre buscaremos. Éste
Será como los otros una forma
De mi sueño, un sistema de palabras
Humanas y no el tigre vertebrado
Que, más allá de las mitologías,
Pisa la tierra. Bien lo sé, pero algo
Me impone esta aventura indefinida,
Insensata y antigua, y persevero
En buscar por el tiempo de la tarde
El otro tigre, el que no está en el verso.
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