Soñé que volaba sobre una antigua ciudad, con construcciones que tenían los colores de las arenas desérticas, formas geométricas variadas, nadie la habitaba pero un largo y enorme río la cruzaba. Pero no era río de aguas, era río de delfines, muchísimos, unos al lado del otro casi sin agua entre ellos, nadaban y saltaban con enorme habilidad y velocidad, sin chocarse, como una danza, eran miles, miles de miles, tan juntos, brillantes lomos mojados y con colores azules, negros y grises, una ebullición de vida con aletas atravesaba esa ciudad inmóvil, seca, antigua, perfecta. Rescato esta imagen maravillosa, increíble, el sueño río
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