Raspé a la luna y hallé entrañas, ¿Por qué dañar la luna?
Uno y otro y otro día despedazan un rostro desconocido,
Muy lejos el miedo, disfrazado de lengua, deshace las no-historias.
Entonces, las cansadas manos pellizcan mis tendones,
Entonces, busco el espejo para corregir la mueca,
Entonces, busco el más bello caramelo y tomo aire.
El afuera muerde, muerde con dientes minerales,
Cada pequeño músculo se retuerce y vibra, tiemblo,
Un sueño, maldito, no se diluye en los bordes de mis ojos.
No hay un final, no hay horizontes, solo saber estar solo,
Nada más
No hay comentarios.:
Publicar un comentario