29 sept 2007

Pensé que aun estaba aquí, pero me había ido hace tiempo.

Un leve recuerdo del borde de una hoja, aun verde.

Los pasos que da un imaginado ser antes de dormirse.

Ese oscuro resto de una nube que se deshace en un rincón.

Ya me había ido, dejando las toallas tiradas en el baño.


Había soñado con alas esa noche, y también con mis dedos inquietos.

Pero eran sueños descosidos, desordenados, con salitre.

También en aquel día estuve enamorado de tus manos,

Tomé ese recuerdo y lo soplé, ojala que seas mar .


Hay de esos momentos en que te vas y aun no te has ido.

Las manos en los bolsillos, y sin saber como eran mis ojos.

Mis pies hacían formas en el suelo, mi piel incomodaba a mi camisa.

Ardían un poco las paredes de mi corazón, ardían también algunas venas.

El sol no daba entender si era temprano, y no mire el cielo.

Agachado, tomé un poco de tierra, cada yema la sintió diferente.

Recordé gorriones vivos y uno muerto por mí, quizás hace siglos.


Alguien vino y lloró despacito, muy despacito.

Mi piel ya se había desecho, no dolía.

Una mano limpió aquello que había mirado.

Una boca soplo aguas verdes en mis pies.

El piso se deshizo pero sin miedo.

El horizonte se desvaneció con tiempos de caracol,

Alguien, con sumo cuidado, lo dobló y lo guardó en mi boca.


Lloré, mil días, lloré calmadamente.

Limpiaron mis entrañas y entre dos las llevaron a un rojo de cadmio.

Con caricias desarticularon uno a uno huesos viejos.

Alguien se acerco tan cerca,

Con un beso,

Desato todos mis recuerdos y lamió mi ultima mirada,

Cientos de velos opacos cayeron a un manantial,

Y lo que fui ya no fue mas.

2 comentarios:

Clau dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

hermoso texto..

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