Tinta
Tan cerca, no hay lugar entre esa tinta y esa gota salada,
Manchas, líneas, espectros de piel muerta que cae de mis pulgares,
Miles de “e” que se han infiltrado en mis escritos pardos,
Nunca supe esperarte, disfrazado de opaco cigarrillo que se enciende,
Por favor, dibújame un lugar antiguo de decires y obrares ciertos,
Por favor, dame cierta savia que incendie con llamas de rama abandonada,
Un corazón rodando la ladera de una montaña, negra, tibia, desconocida,
Ladera de cristales mordidos por cien escombros inútiles, reales, exigentes,
Acaso una oscuridad rastrera no robara tus brazos y esperanzas y un zumbido,
¿Estoy tan lejos de todos los que fui? ¿Imágenes secadas a soplidos inexpertos?
¿Volverá mi boca a imaginar que se puede decir, sin miedo agua hielo?
Cada imagen que veas, ha salido de un recorrido de tendones obcecados,
Los cuchillos que más cortan tienen aliento y perfil de noche asegurada,
Mis pies, mi torso, mi cuello, finas pérdidas de aguas coloreadas,
Quiero esperarte, aprender a esperarte. Dubitativas erres en remolinos de es,
Mi vigilia obediente ahorca los recuerdos en orden creciente y ordenado,
Las noches, sueño rey, formas, texturas, saltan a mi rostro con garras de felino,
Quiero esperarte para no reconocerte cuando llegues, sabes,
Y encontrarte, encontrarte cada vez que me mires y te mire,
Esas pestañas que se han vuelto todos tus posibles tejidos, ciertos,
Escrituras en saliva el recorrido, ojos pegados para maltratar despertares,
Déjame esperarte, inmensas planicies de tiempo arbusto, pero sonreír porque te espero,
¿Importan los nombres y los labios? ¿Importa lo que será una elucubrada ceniza?
Déjame esperarte, no mojado y al costado de la puerta, prefiero parado bajo una luz,
Luz de mareas puntuales y sales, que van y vienen entre corales y arena seca.
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