Intento 1849 y no
Nunca empieces un texto con la palabra “Brutalmente”, me dije,
Brutalmente, ¿lo viste?, destrozó el conjunto de fibras de ese ser enorme, temido,
Apagó los gritos de inmediato, para que escucháramos las rígidas fracturas,
Un arrebato de fuerzas en unos pocos puntos y solo la piel quedo uniendo los tejidos,
No hubo Minotauro con semejante ira y el poder atemporal de acribillar los gestos,
No hay animal, ni mito o escritura que hable, o muestre lo que has creído ver, ¿Imaginar?
Instalando está historia breve, cuyas formas erizan todas las formas de la superficie,
Generalmente, la bestial presentación de un Ser abominable, así empieza un cuento,
Aquí no, intensa en silencios y oscuridades, no sabes, intuyen ciertos movimientos,
No se puede distinguir si hay garras, pero los destrozos de los cuerpos las inician,
Movimientos jamás vistos, invisibles metales que deshacen, luz sobre luz que ciega,
No sabes y tiemblas mucho, se insinúan unos ojos y al segundo miles más. Desaparecen.
Creas una lengua roja, frágil imagen para dar alguna forma que humanice,
Se me hace que lo has instalado en el único y antiguo borde de tu universo, y más allá,
Sin saber de ternuras, entre nieblas espesadas con jadeos, quizás duerme, no entiendes,
Extrañamente pides a dios palabras justas para describir aquello que ha escapado de tu vista,
Infiernos tristes son todos los descritos en antiguas hojas, él evita el roce de las letras,
¿Ríe? ¿Gime? ¿Grita? “No” es la palabra, pero acechan sus sonidos, ¿Respira? ¿Duerme?,
No inventes, no desbordes tus ríos para imaginarlo, no hay hedor ni esperanzas que puedan darle forma,
Quédate, si quieres, retorciendo tus enigmas, nunca hallaras los restos de una historia, ¿la suya? ¿La tuya?
Puedes quedarte noches y noches inventando sus miradas, de agua serán y serán lluvia,
Huye, huye, llévate el montón de miedos y confusas lunas blancas y no escribas,
El papel huirá de la tinta si lo haces, el papel huirá, y tú sabes que lo sabes.
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