21 feb 2010

Pavana para una infanta difunta


Soles internados en lodo espeso, cuentan historias, historias desparramadas,
Inútiles recorridos de una luna con bordes de arena, melancólicos viajes,
Entre espacios agotados por soledades, atados a historias pequeñas, ínfimas,
Puedo recibir todos los vientos en mi frente arqueada, mirar hacia el cielo,
Que se quedo estancado entre mis rodillas, azul, con rumbo hacia un atardecer,
Asombrado veo aquel color terso, me siento una estrella sin deseos, vuelo,
Todo mi cuerpo ha anochecido y lo sé, las ilusiones se han embarcado,
Veo sus naves en un horizonte que acabo de imaginar, mar de aguas tibias,
Mis sienes me dictan un bosque inevitable, oscuro ya, me espera, voy,
Veo las últimas pieles, se derraman en telas envejecidas, sonrío,
Veo mis dedos, impresionan lo labiles que se han vuelto, algas rosas,
No me lo imaginaba así, con cierta dulzura, dejando mi agotado cuerpo,
Caminar sin escuchar los pasos, entre indecisiones y millones de hojas,
Sin voces que me aguarden, ese apagado intento de acomodar la sombra de tu rostro,
Sabiendo que es la última mirada, sin conocer porqués ni cuandos, voy,
Creo que así debe ser, mirar tu mirada, reflejo de alas, colmenas sabias,
No estas, ni están, soy la pluma libre de una golondrina, ya no lloro.

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