Una abeja de cemento, hechizada, libando brisas,
Todos los segundos se acumulan en la pupila seca,
Muestra su pie blanco, endeble, fino,
Muestra un poco los labios violáceos, contraídos,
Muestra la ínfima punta del último pelo de su pestaña,
Hay lágrimas pero se esconden entre los pechos,
Camina un poco, sus pasos se miden en milímetros,
El fin es alcanzar un rayo de luz que penetra en la pieza,
La seda se mueve a ritmo de mares lentos,
El tiempo se vuelve seco, craquelado, sin sabor,
Ya, ya casi llega, el sol es río profundo para ella,
La luz cambia el color de la tela, es bello,
Tibieza, tan solo un poco de tibieza,
Simple calor de un rayo que se va escapando,
Pero ella lo alcanzó, sí, lo alcanzó
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