Las palabras mudan de piel cual serpientes y no es fácil,
Un día los deltas dejaran de elegir el negro y el azul,
Un día las gargantas se poblaran de dagas para trozar y destrozar,
Un día las manos volverán a buscar barro y agua sucia,
Carne congelada de pescado aun respira en mi heladera,
Y el sillón para cuatro es lugar para un mentón apoyado en una mano,
Los teléfonos se hicieron polvo entre martillos, orejas y un simple yunque,
La obesidad es una cualidad sagrada de un dios con demasiada eternidad,
Este es el juego de las escondidas, que se interrumpe con el hambre,
Que hoy no siento, que muchos sienten pero no tienen el azul,
Tampoco el negro, el oscuro líquido y una pluma hecha de paja.
Un día los deltas dejaran de elegir el negro y el azul,
Un día las gargantas se poblaran de dagas para trozar y destrozar,
Un día las manos volverán a buscar barro y agua sucia,
Carne congelada de pescado aun respira en mi heladera,
Y el sillón para cuatro es lugar para un mentón apoyado en una mano,
Los teléfonos se hicieron polvo entre martillos, orejas y un simple yunque,
La obesidad es una cualidad sagrada de un dios con demasiada eternidad,
Este es el juego de las escondidas, que se interrumpe con el hambre,
Que hoy no siento, que muchos sienten pero no tienen el azul,
Tampoco el negro, el oscuro líquido y una pluma hecha de paja.
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