Plumas y negro carbón liquido
Pregunta, pregunta, siempre las preguntas, desesperadas, con rostro de rinoceronte, entre el borde salvaje y todo el ropaje labial, entre corduras enloquecidas y locuras frescas, confrontaciones y contradicciones, contorsiones, consolaciones.
Rituales de Rataplan que arañan todos los intentos, que encapsulan, que nos quieren colocar en el lugar que no inventamos, pero a veces descansamos a su sombra, necesitamos un dioscorderosilla.
Pero las líneas negras que horadan al papel son libres, libres e inquietas, como tiemblan, repletas de todas las cegueras, pero siempre bailando líneas.
Pueden mostrar cielos, vientos, dientes, pasiones, pequeñas estrellas que iluminan y no, e inmensas densidades de una cabellera negra.
La tinta es el alfiler, no, la aguja, que va cosiendo personajes, con hilo de pan azimo, Personaspersonajes que no entienden, que luchan, temblorosos, jadeantes, tratando de atrapar puñados de aire puro y cada tanto una ducha.
Blancos, blancos espacios que flotan, se besan, se acarician, se aman, se abrazan, siempre en el borde ¿borde de la línea? ¿borde de los dedos? ¿ borde de los bordes?
Y siempre desnudos, frágiles y fuertes al mismo tiempo, con el dolor de saberse no cobijados por la tela que tejemos entre todos.
Y siempre desnudos, rígidos, relajados, serios, sonrientes, bailando sin saber qué bailan.
Allí están, cada uno de ellos, reflejados en los espejos sin reconocerse.
¿Y de nosotros qué? Sentados a un costadito no sabemos cómo…
Nos robaron estrellas, mataron mis lunas,
Esa lágrima única, inmensa, infinita, llovida,
Arquean mi espalda, desgarra mis hombros eléctricos,
Ven, dime cómo me llamo, susurra mi nombre, dime,
Ven, pídele a estas líneas que beban mi aliento, mi paladar,
Te pido un segundo, te quiero a mi lado, cerca, ahí,
Me dejaste todas las sombras que creo tu cuerpo bajo el sol.
Pero todo cae en la garganta incorrecta,
En la mano perdida, en la tinta furiosa,
Pero aún sueño con un cielo imaginado,
Demasiado sueño.
.
Pregunta, pregunta, siempre las preguntas, desesperadas, con rostro de rinoceronte, entre el borde salvaje y todo el ropaje labial, entre corduras enloquecidas y locuras frescas, confrontaciones y contradicciones, contorsiones, consolaciones.
Rituales de Rataplan que arañan todos los intentos, que encapsulan, que nos quieren colocar en el lugar que no inventamos, pero a veces descansamos a su sombra, necesitamos un dioscorderosilla.
Pero las líneas negras que horadan al papel son libres, libres e inquietas, como tiemblan, repletas de todas las cegueras, pero siempre bailando líneas.
Pueden mostrar cielos, vientos, dientes, pasiones, pequeñas estrellas que iluminan y no, e inmensas densidades de una cabellera negra.
La tinta es el alfiler, no, la aguja, que va cosiendo personajes, con hilo de pan azimo, Personaspersonajes que no entienden, que luchan, temblorosos, jadeantes, tratando de atrapar puñados de aire puro y cada tanto una ducha.
Blancos, blancos espacios que flotan, se besan, se acarician, se aman, se abrazan, siempre en el borde ¿borde de la línea? ¿borde de los dedos? ¿ borde de los bordes?
Y siempre desnudos, frágiles y fuertes al mismo tiempo, con el dolor de saberse no cobijados por la tela que tejemos entre todos.
Y siempre desnudos, rígidos, relajados, serios, sonrientes, bailando sin saber qué bailan.
Allí están, cada uno de ellos, reflejados en los espejos sin reconocerse.
¿Y de nosotros qué? Sentados a un costadito no sabemos cómo…
Nos robaron estrellas, mataron mis lunas,
Esa lágrima única, inmensa, infinita, llovida,
Arquean mi espalda, desgarra mis hombros eléctricos,
Ven, dime cómo me llamo, susurra mi nombre, dime,
Ven, pídele a estas líneas que beban mi aliento, mi paladar,
Te pido un segundo, te quiero a mi lado, cerca, ahí,
Me dejaste todas las sombras que creo tu cuerpo bajo el sol.
Pero todo cae en la garganta incorrecta,
En la mano perdida, en la tinta furiosa,
Pero aún sueño con un cielo imaginado,
Demasiado sueño.
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