Mis tenaz musculo, aroma a madera vieja,
Antiguos helechos rojos y un otoño sin hechizos,
Mi garganta, las espinas disueltas cada noche,
Una mirada inventada huye anclada hacia una selva,
Mis manos, la tinta rebelde, el papel de peras dulces,
Las letras, mis letras secretadas, soñando intenciones de poetas,
El suelo, ese dios horizonte, la ciudad, los terribles relojes, la esquina,
El abrazo, de mis sueños líquidos, se deshace entero en la vasija,
Los recuerdos, tan brillantes ahora, de dos manos que deseaba eternas,
Siempre mis cabellos, con senderos para tus manos celestes, siempre,
Cuerpoviento soplando sonrisas para alejarlas del olvido, claro que si los labios,
Mis pecho resguardando un rostro, de ti, en esos únicos segundos reales,
Arrancando nieblas con mis uñas, con mis dientes, con tripas empecinadas.
Antiguos helechos rojos y un otoño sin hechizos,
Mi garganta, las espinas disueltas cada noche,
Una mirada inventada huye anclada hacia una selva,
Mis manos, la tinta rebelde, el papel de peras dulces,
Las letras, mis letras secretadas, soñando intenciones de poetas,
El suelo, ese dios horizonte, la ciudad, los terribles relojes, la esquina,
El abrazo, de mis sueños líquidos, se deshace entero en la vasija,
Los recuerdos, tan brillantes ahora, de dos manos que deseaba eternas,
Siempre mis cabellos, con senderos para tus manos celestes, siempre,
Cuerpoviento soplando sonrisas para alejarlas del olvido, claro que si los labios,
Mis pecho resguardando un rostro, de ti, en esos únicos segundos reales,
Arrancando nieblas con mis uñas, con mis dientes, con tripas empecinadas.
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