Demasiado amarillo para que te regale un lago,
Prefiero intentar con una tajada de Venus,
Creo que mejor sería una hoja agitada por vientos, secos,
Ahí esta, un Olifante, me hechiza esa palabra tanto como Leviatán,
Ese verso anterior se escapó de su espacio repleto de brillantina,
Otra vez el verso anterior se rebela y ataca espacios que no corresponden,
Odio cuando mis manos no se deciden a cortar un verso donde corresponde, repito corresponde,
Acabo de expropiar mi ombligo para avisarle a mis manos que paren con esa obstinación,
Decididamente mi carrera como escritor rimbombante y prestigioso empieza a diluirse,
He de usar mis métodos mas exasperantes y para ello acabo de morder mi pulgar, pero me duele a mí, no al pulgar,
Estas palabras son insensibles a mi sensibilidad, que es un don que tengo desde que me cortaron el cordón umbilical que dicen que no duele y a mi me dolió,
Acabo de recibir una carta documento de la Real Academia Española para que me exilie en alguna galaxia no muy cercana,
En algún momento la imagen de un perro iba a ser parte de este poema de miércoles donde la palabra “perro” no es conveniente a la música del poema,
Lo único importante era que perdí mi alicate y tengo una uña de mi pie derecho muy larga,
Olifante es una bella palabra y por lo menos apareció en este poema extra ordinario dándole un touch literatulezco
No pienso corregir ni una coma,
Nunca,
Jamás,
No.
Mentira, corregí un para de tildes.
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