5 ago 2010

El humo, imaginario, cientos de otros rostros, filoso ahora,
El lento filo corta lento, los límites de mi cara, arrancará la piel,
Tantas palabras partidas se deslizan por los dientes, las encías,
Los extremos de mis dedos arden con fuego verde, azul a veces,
La osatura arqueada a golpes de aires viciados, cotidianos,
Debo cubrir los espejos con cera, encontrar la mascara veneciana,
Repito mil veces no debo soñar con serpientes olvidadas por Medusa,
El corazón que espera el pitón del toro perdido, el lomo lastimado,
Me siento, escribo, se perfectamente cuando no hallaré respuestas,
Mis pulmones enfundados por un cielo negro con pocas estrellas,
Mi garganta reemplaza al corazón y late lujuriosa, torpe,
El último fantasma se acerca, su cuerpo es de leche fresca,
El último fantasma, arroja todos sus perfiles que vuelan hacia mí,
Temo, teme, se vuelve horizonte, me vuelvo espinas,
No me descuido, la inmensa sabana de lino cubre la ciudad,
Es hora de abrir los sueños, no importa cual, cobijarse,
Aquel humo se ha llevado mis pestañas, suplico dos ojos cerrados,
Pido no soñar el sueño que no quiero soñar jamás, manos que olvidan,
Ya es tarde los sueños me elegirán a mi, soy su pinocho esmerilado.

1 comentario:

MaLena Ezcurra dijo...

Te traigo el humo con tus pestañas.


M.

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