Negra letra
El papel sabe,
Sabe de letras, de palabras, de repeticiones,
Sabe que repetiré la palabra “azul” demasiadas veces,
Sabe que “sueño” y “olvido” también pasearan por el.
El papel sabe que escribiré que una lágrima no es solo la que cae sino la que aferra a nuestro ojo para no caer.
El papel sabe que temo pronunciar la palabra “amor”,
Sabe que temo a la muerte pero elijo por ahora no tener un dios amparo.
El papel sabe que destrozaré versos una y otra vez en mis intentos,
Sabe que adoro a la Luna más que al sol,
Que me siento viejo entre tantos insomnios y vientos nocturnos.
El papel sabe que lo puedo llenar de dibujos inesperados,
O dejarlo olvidado para terminar en la basura,
Que escribiré que no soy escritor y es real.
El papel sabe de mis “no sé”, de mis “¿Por qué?”,
Sabe que las yemas de mis dedos tocan las partes comidas de mis dedos antes de ciertas oraciones.
También sabe que a veces se disuelven el piso, el techo, las paredes,
Y floto entre suplicas y temblores para que pase ese momento.
Sabe que pienso que los humanos, y me incluyo, somos idiotas que caminamos derechito hacia nuestra aniquilación, pero sabe también que para un vasto universo quizás poco importe.
Sabe que temo y anhelo la caricia suave lluvia,
Caricia que he sentido también como un filo de vidrio azul,
Caricia amor y caricia filo.
El papel sabe de mis gatos Theo y Cartago,
Uno blanco y otra negra.
Quizás el papel sepa cosas que no sé y que escribiré mañana,
Quizás sepa que es aquello que no me animaré a escribir.
Sabe que me da vergüenza decir que hecho uso de los placeres solitarios,
Y que miro los pechos antes que las colas.
El papel sabe de esa extraña sensación del tiempo al descubrir las canas de mi barba,
Quizás sabe de mi muerte y calla o lo escribe en color invisible.
El papel sabe de la maldita angustia que devora entrañas y miradas,
Sabe de mis risas tontas cuando hablo con Luis o Santiago.
El papel sabe de lo que fue hace mucho tiempo pero sigue acompañando,
Sabe que las letras que vomito no son solo desesperación.
Los papeles saben y las letras saben y las palabras saben que a veces es necesario mentirnos para atravesar los días.
Y saben que no pueden describir un amarillo.
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