18 mar 2008

Y entonces me tomé un descanso corto, semisemana. Siguiendo los vientos alisios llegue a la playa de Jurerainghinikininha, que tiene tres palmeras, una ojota abandonada, un gaviotón resignado y un maxikiosco. Arenas finas y de color tortícolis tirando a legumbre otoñal.

Dispuse sombrilla, colchoneta, sillita de 2 posiciones, una planta de perejil con maceta adherida, seis revistas de la asociación de amigos del museo de Benito Durante, mi tricota caramelo, y la zunga con doble línea amarilla.

Todo ol rait, me sacudí la modorra y recordé que había olvidado protector solar, y el sol en Jurerainghinikininha ya quema bastante a eso de las tres y media de la mañana si hay luna llena. O sea que a las 11:46 ni te cuento, ante la primer ampolla, que se produjo en la uña del dedo anular del pie derecho, corriendo al maxikiosco. Mujer de origen castizo-germanico me informa con presición que lo único que tiene es un Zapolan Ferrini del año 58 que se olvidó Fangio. Llevo el Zapolan Ferrini,28 sobrecitos de gelatina sin sabor y diesiete sprite de dos litros cada una.

Con una marmita de capacidad de 58 litros( que siempre llevo en mi baticinturón) y leños caliento las Sprite hasta punto sudadera, agrego sobrecitos de gelatina sin sabor, dos litros de agua salada y un licuado de corvina con arena empetrolada de reciente derrame. Cocción, ponele hora y cuarto. Y al final, como los grandes Chef del Cordon Blue agrego lentamente y con agitación el zapolan.

Golpe de frió en las gélidas aguas de Jurerainghinikininha, y listo el pollo y pelada la gallina.

Debido a intensidad ultraviolinistica del sol, me coloco sobre mi cuerpo una delgada capa de la mezcla de aproximadamente 16 centímetros de espesor. La jornada fue normal, salvo un enjambre de abejas asesinas que termino como confetis de chocolate dentro de la mezcla de protección solar. Pero a las 16:47 del citado día un albatros, de tamaño mas que interesante, podría decirse que alterado ante la visión de mi persona con esa capa gelatinosa verdeamarella, decía que el albatros pego de frente contra mi zona abdominal, zona Pilorica, y ambos caímos sobre las arenas calientes de la playa de Jurerainghinikininha, que en esa latitud y longitud tiene un declive pronunciado, cuestión que albatros, yo y capa gelatinosa zapoloneana feerrinezca empezamos a rodar cuesta abajo a velocidad y dirección rectilínea y uniforme. Debido a las cualidades poxipolescas del mezcla citada con anterioridad , el albatros, las abejas, yo y el embadurnamiento no fuimos transformando en una milanesa gigante y ovoloide cuya velocidad se acercaba paulatinamente a la velocidad del sonido. Pasamos por Claromeco, Choele Choel, Guernica, Santos, Ubatuba, Jerez de la Frontera, Copenhagen, Ginebra, Kiev, estrecho de Bering, rocallosas mayores y rocallosas menores… y desde acá, Rocallosas Menores rumbo a Phoenix, les escribo para que por favor manden a alguien de Discovery Channel, ya que el albatros me confeso que siempre había soñado salir en “ Cazadores de mitos”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que paso? no volvia un 20? no me diga que se le arruinaron las vacas como a mi.. Igual.. como lo mio no hay.. otra que albatros. Deberia escribir yo.. saludos don..

J.- dijo...

habia querido comentar en el posteo anterior de su bienvenida pero no me dejaba esos caracteres malvados llamados de seguridad.

alegria entre todas las admiradoras su regreso.

saludos desde esta estratosfera cuasi cosmica.


Nos estamos leyendo, por aqui por alla...

eika dijo...

Jajajaja cuánto me encantan sus historias señor Leiro. Paso a saludar y a recordarle que me está debiendo una charla (o un mail) jeje.

En fin, le dejo un cariñoso saludo y espero que pase felices días.

Carlos Leiro dijo...

Caia gracias por pasar y volvi y no soy millones.Eugenia mil gracias por pasar, y eika tambien un abrazo enorme.

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