La confusión de los tendones, el olvido de las venas,
Ya no hay líquido, si lo hubo escapó en rojos y rojos,
Las gargantas selladas enhebradas a un corazón,
Los dedos rezadores para ser lentas raíces,
Las uñas que nunca sabrán escupir a los caracoles hielo,
El sol apresura todo, la luna lame el ritual azucarado,
Un cráter en el esófago delata a las miradas huidizas,
Todos están en esta procesión sin rodillas, congelada, violenta,
Todo es vela caliente arrojada sobre hormigas frescas,
Nadie sabe dónde está el centro, no hay detenidos,
Ninguno aguarda cielos multiplicados por tres,
Uno es el pasajero,
El no avisado,
Todo el resto se aleja sin decir, ni siquiera los labios,
Solo el hígado se queda para esperar al buitre,

¿Un águila?