
Solo logró que salvaran a los batracios
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Pensé que aun estaba aquí, pero me había ido hace tiempo.
Un leve recuerdo del borde de una hoja, aun verde.
Los pasos que da un imaginado ser antes de dormirse.
Ese oscuro resto de una nube que se deshace en un rincón.
Ya me había ido, dejando las toallas tiradas en el baño.
Había soñado con alas esa noche, y también con mis dedos inquietos.
Pero eran sueños descosidos, desordenados, con salitre.
También en aquel día estuve enamorado de tus manos,
Tomé ese recuerdo y lo soplé, ojala que seas mar .
Hay de esos momentos en que te vas y aun no te has ido.
Las manos en los bolsillos, y sin saber como eran mis ojos.
Mis pies hacían formas en el suelo, mi piel incomodaba a mi camisa.
Ardían un poco las paredes de mi corazón, ardían también algunas venas.
El sol no daba entender si era temprano, y no mire el cielo.
Agachado, tomé un poco de tierra, cada yema la sintió diferente.
Recordé gorriones vivos y uno muerto por mí, quizás hace siglos.
Alguien vino y lloró despacito, muy despacito.
Mi piel ya se había desecho, no dolía.
Una mano limpió aquello que había mirado.
Una boca soplo aguas verdes en mis pies.
El piso se deshizo pero sin miedo.
El horizonte se desvaneció con tiempos de caracol,
Alguien, con sumo cuidado, lo dobló y lo guardó en mi boca.
Lloré, mil días, lloré calmadamente.
Limpiaron mis entrañas y entre dos las llevaron a un rojo de cadmio.
Con caricias desarticularon uno a uno huesos viejos.
Alguien se acerco tan cerca,
Con un beso,
Desato todos mis recuerdos y lamió mi ultima mirada,
Cientos de velos opacos cayeron a un manantial,
Y lo que fui ya no fue mas.
Despierta antes de despertar
Relojes, teléfonos, timbres, alarmas, agendas inyectables a corta distancia,
Muerde rápido y olvida rápido el sabor metálico del rojo apuro,
No hay tiempo, no ves que no hay tiempo, no hay tiempo.
Tu saliva es más y más espesa, y tu piel herida de segundos fatales ya perdidos.
Mastica rápido, traga, llega, vete, sigue, y no olvides tu mascara de espontaneidad,
Atrasado, siempre atrasado, vístete rápido y a la mierda con Napoleón.
Juguemos en la tierra mientras el cambio climático no esta.
Llama ya, no escuches, solo habla, impone,” be a manager”
Compra pilas, buen aliento, sudor transpirado a mano,
Compra I-phones, agujeros azules, cordones umbilicales que combinen con tu camisa,
Compra piel tensa para tu cuello y una abrumadora sonrisa de noche lunosa, si lunosa,
Compra cajones de mesita de luz con recuerdos bien ordenados y un alfiler,
Siempre es bueno tener un alfiler si sé esta a ritmo, no pierdas el tren,
Nunca pierdas el tren, y si lo corres por el anden y lo tomas en el ultimo segundo mejor,
No importa que el maquinista disponga arribar su maquina al hígado de un cadáver morado,
No debes perder el tren. Jamás.
Juguemos en la arena mientras el verde se va.
Se va.
La pequeña hoja se deslizó, simple y certera,
Demasiada filosa para ser hoja, demasiado filosa,
El tajo, firme, comenzó en la frente,
Sin pausa termino en el muslo derecho.
¿Cuántos olvidos pueden escapar de tal herida?
Trato de acostarse para despertar.
Intento enloquecer su piel para hacerla sentir uña,
Intento también que su sangre creyera en algún milagro pobre,
Ambos intentos zozobraron.
Su porvenir se evaporaba hirviendo todo aquello que nunca dijo.
Su pasado se hizo tela y viento,
Sudor y madre
Arena.
La hoja alcanzó el suelo cuando él ya no era.
Tengo estas letras para comunicarte algo que llevo dentro de mi pie derecho,
Al acabar de escribir la frase anterior ya me he ganado el descrédito de muchos lectores,
Bueno una gran parte de los pocos lectores que leerán esto.
Porque no darán cabida a que mi pie derecho tenga en su interior un mensaje aclarador de verdades o con cierto grado de veracidad universal.
Porque en tiempos de tetas caídas que vuelan a las nubes por medio de actos quirúrgicos
De narices aplastadas contra parabrisas en madrugadas alcohólicas
De rivotriles y sertales compuestos vía intraangelical
De grandes hermanos que habría que excomulgar a galaxias lejanas
De árboles ni tenidos en cuenta y de llamadas perdidas
Mi pie derecho dice…
Ahora no te digo nada, dice.
Mira vos.